Foto: Karina Hardee
Katelynn Hardee apenas va al kínder, pero quiere asegurarse de que sus compañeros de escuela nunca pasen hambre. Tras escuchar que un padre tenía problemas para pagar por clases extracurriculares, la pequeña le preguntó a su mamá a qué podía deberse esto. Así, Katelynn descubrió que algunas personas son menos afortunadas. “Tenemos que tratar de ser amables y contribuir cuando podamos” su mamá, Karina Hardee, recuerda haberle dicho. Este mensaje inspiró a Katelynn a poner manos a la obra, y decidió poner un puesto para vender chocolate caliente, sidra y galletas para recaudar dinero para las familias de su escuela.
Katelynn pasó un domingo de principios de diciembre vendiendo bocadillos. De este esfuerzo, la pequeña y su mamá juntaron 80 dólares que se destinaron a pagar las deudas de almuerzo de 123 de sus compañeros. Esta contribución definitivamente hizo una gran diferencia para las muchas familias que tienen problemas para pagar tarifas por comida que a veces superan los 10 dólares. Con esto, Katelynn espera que los niños “puedan comer un bocadillo y su almuerzo. Si no, sus barrigas crujen”.
La buena acción de Katelynn la ha inspirado a pensar en grande. Ahora, la pequeña quiere juntar dinero para pagar la deuda del resto de sus compañeros, así como otros estudiantes en su distrito escolar. Para lograrlo, Katelynn creó #KikisKindnessProject –el proyecto de bondad de Kiki– con el que otros estudiantes y trabajadores de su escuela montarán sus propios puestos de chocolate caliente y repostería para pagar la deuda de almuerzo de los estudiantes. Sin embargo, Katelynn quiere hacer más. Una vez que la deuda de todos los estudiantes quede saldada, la niña usará el dinero para ayudar a recuperar los programas escolares que fueron recortados por problemas presupuestarios.
“Se trata de la bondad”, dijo la mamá de Katelynn. “Especialmente durante la temporada navideña, y con todo lo que está sucediendo en el mundo, necesitamos un poco más de bondad allá afuera”.
h/t: [People]
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