Ha transcurrido una década desde que un terremoto y un tsunami provocaron el accidente nuclear de Fukushima Daiichi, el peor desastre nuclear desde Chernóbil. Desde entonces, Sakae Kato ha estado rescatando a los gatos abandonados por las personas que huían del desastre. Hoy, Kato cuida de 41 mininos en su propiedad y ya ha enterrado a otros 23 gatos en su jardín. También rescató a un perro llamado Pochi.
Antes del accidente, Kato era dueño de una pequeña empresa de construcción en tierras que pertenecieron a su familia por tres generaciones. Su conexión con el lugar fue parte de su decisión de quedarse mientras otras 160,000 personas eran evacuadas. Kato dice que esta elección se solidificó después de encontrar mascotas muertas en casas abandonadas y darse cuenta de que alguien tenía que cuidar a los que quedaban.
Hoy, Kato pasa sus días en una pequeña comunidad en cuarentena y sin agua corriente. Conduce a los baños públicos todos los días y llena botellas de agua en un manantial en las montañas cercanas. A pesar de que él lleva una vida simple, Kato dice que gasta aproximadamente 7,000 dólares al mes en sus animales. Además de Pochi y los gatos que viven dentro, Kato también deja comida caliente para gatos salvajes en su propiedad. Incluso alimenta al jabalí que deambula libremente por la zona.
Su dedicación a los animales ha llevado a Kato a tener problemas con la ley. El 25 de febrero de 2021, fue arrestado luego de supuestamente liberar a un jabalí atrapado en trampas colocadas por el gobierno japonés (al momento de publicación, no está claro si aún continúa detenido). Tras su arresto, sus vecinos se hicieron cargo de las criaturas en su propiedad. Una vez que regrese, seguramente continuará su trabajo cuidando a las mascotas olvidadas de Fukushima.
Sakae Kato decidió quedarse en Fukushima tras el accidente nuclear de 2011 para cuidar a las mascotas abandonadas.
A decade ago, Sakae Kato stayed behind to rescue cats abandoned by neighbors who fled the radiation clouds belching from the nearby Fukushima nuclear plant.
He won't leave https://t.co/E4LxHvHmWP 1/7 pic.twitter.com/ZxUsIFIysQ
— Reuters (@Reuters) March 4, 2021
Hace una década, Sakae Kato se quedó para rescatar gatos abandonados por vecinos que huían de las nubes de radiación que eructaban de la vecina planta nuclear de Fukushima.
Él se niega a irse.
So far he has buried 23 cats in his garden, the most recent graves disturbed by wild boars that roam the depopulated community.
He is looking after 41 others in his home and another empty building on his property 2/7 pic.twitter.com/IOaY0wpb8K
— Reuters (@Reuters) March 4, 2021
Hasta ahora ha enterrado a 23 gatos en su jardín, y las tumbas más recientes han sido perturbadas por jabalíes que deambulan por la comunidad despoblada.
Él cuida de otras 41 gatos en su casa y otro edificio vacío en su propiedad.
‘I want to make sure I am here to take care of the last one,' Kato said from his home in the contaminated quarantine zone.
He leaves food for feral cats in a storage shed he heats with a paraffin stove 3/7 pic.twitter.com/djcGoQFR4p
— Reuters (@Reuters) March 4, 2021
“Quiero asegurarme de estar aquí para ocuparme hasta del último”, dijo Kato desde su casa en la zona de cuarentena contaminada.
Él deja comida para gatos salvajes en un cobertizo de almacenamiento que calienta con una estufa de parafina.
The 57-year-old, a small construction business owner in his former life, says his decision to stay as 160,000 other people evacuated the area was spurred in part by the shock of finding dead pets in abandoned houses he helped demolish 5/7 pic.twitter.com/QvDprLmmMH
— Reuters (@Reuters) March 4, 2021
El hombre de 57 años, quien previamente era propietario de un pequeño negocio de construcción, dice que su decisión de quedarse mientras otras 160,000 personas eran evacuadas del área fue impulsada en parte por el impacto de encontrar mascotas muertas en casas abandonadas que ayudó a demoler.
h/t: [Reuters]
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