Más datos acerca de Las señoritas de Avignon de Pablo Picasso.
Fue publicado en un artículo en 1910.
Aunque no se exhibió hasta 1916, el cuadro hizo una aparición furtiva en “Los hombres salvajes de París“, un artículo escrito por el humorista Frank Gelett Burgess. En la pieza, Burgess detalla la escena vanguardista del París contemporáneo y presenta la obra de artistas como André Derain, Auguste Herbin y Georges Braque.
Este importante ensayo fue publicado por la revista mensual americana Architectural Record en mayo de 1910. Hoy en día, a este artículo se le atribuye haber introducido el arte moderno francés a los Estados Unidos, movimiento que Burgess describió cómicamente como “un nuevo mundo, un universo de fealdad”.
Es una pieza de transición entre el periodo africano y cubista de Picasso.
La carrera profesional de Picasso abarcó 79 años. Para trazar su evolución estilística, su obra se divide tradicionalmente en varios periodos: obras tempranas, periodo azul, periodo rosa, periodo africano, cubismo, neoclasicismo, surrealismo y obras tardías. Las señoritas de Avignon fue creada a finales de su periodo africano y en la cúspide del cubismo, convirtiéndola en una de las obras más importantes del arte moderno.
Durante los tres años de su periodo africano (1906-1909), Picasso se inspiró en las máscaras y tótems tribales africanos que se encuentran en el museo antropológico de París, el Museo Etnográfico de Trocadero. Durante esta fase, comenzó a experimentar con la abstracción, como se evidencia en las formas casi fracturadas que componen Las señoritas de Avignon. Esta estética fue precursora del cubismo (1908-1914), que llevó al artista a fragmentar y simplificar totalmente las formas.
Fue influenciada por dos artistas famosos.
Además del arte africano y oceánico, Las señoritas de Avignon tuvo otras fuentes de inspiración, como la obra del Greco, el gran maestro renacentista español, y el pionero postimpresionista Paul Cézanne.
Del Greco, Picasso tomó la composición básica y a gran escala de Visión del Apocalipsis, un retablo que representa una escena del libro de las Revelaciones de la Biblia. Asimismo, parece haber adoptado varios atributos característicos de la obra de Cézanne: pinceladas “constructivas”, un plano de imagen bidimensional y una perspectiva sesgada.
El propio Picasso confirmó estas influencias, como explicó en 1907: “En cualquier caso, sólo importa la ejecución. Desde este punto de vista, es correcto decir que el cubismo es de origen español y que yo inventé el cubismo. Hay que buscar la influencia española en Cézanne. Las propias cosas lo requieren, la influencia del Greco, un pintor veneciano, sobre él. Pero su estructura es cubista”.
Se suponía que debía estar en el Louvre.
Tras su debut en 1916, Las señoritas de Avignon permaneció en el estudio parisino de Picasso hasta que lo vendió al diseñador de moda Jacques Doucet en 1924. Doucet le dijo a Picasso que, cuando muriera, donaría Las señoritas de Avignon al Museo del Louvre—una promesa atractiva para Picasso. Sin embargo, cuando falleció en 1929, su testamento especificaba su venta a coleccionistas privados.
En 1937, el Museo de Arte Moderno de Nueva York compró la pintura por 24,000 dólares. Ha sido una pieza preciada de su colección desde entonces.
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