A menudo escuchamos que “la representación importa”. Si necesitas una prueba de ello, solo tienes que mirar las sonrisas y lágrimas de felicidad de los niños que reciben uno de los muñecos de Amy Jandrisevits. La ex trabajadora social es una hábil artesana que se especializa en fabricar unos muñecos únicos: poseen las mismas diferencias físicas que sus dueños.
Jandrisevits tuvo la idea de hacer este tipo de juguetes después de notar la falta general de diversidad y gama de expresiones físicas que había en el mercado. Poniendo en práctica su credo personal (“si ves algo que necesita ser cambiado, haz algo al respecto”), esta mujer ha pasado los últimos cuatro años haciendo muñecos que también son inspiradoras obras de arte.
Los muñecos de Jandrisevits son completamente personalizados para destinatarios. Después de recibir un pedido, la artesana presta mucha atención a los detalles que se presentan en las fotografías que recibe—raza, problemas médicos, características físicas—así como a cualquier otro rasgo distintivo de sus futuros dueños. Después, en su mesa del comedor, Jandrisevits comienza el proceso de construcción del muñeco.
Completar una sola figura puede llevar hasta siete horas, y ella usa ese tiempo para planear cuidadosamente cómo retratará a la persona. “Cada muñeco cuenta una historia, y algunas son crudas y desgarradoras y emotivas”, dice Jandrisevits a My Modern Met. “Tengo el privilegio de ser parte de sus historias y el honor de entrar en su mundo. No me lo tomo a la ligera”.
El meticuloso trabajo de Jandrisevits es un reflejo directo de quienes reciben los muñecos. “Necesitamos ver a cada niño como una obra de arte—una obra maestra. Mientras que la fabricación de muñecos es una forma de arte, el verdadero lienzo es el propio niño. Si queremos convertirnos en una sociedad que valore las diferencias y la inclusión, así es como empezamos. Comenzamos con algo tan simple como un muñeco—un retrato humano”.
Jandrisevits ha hecho más de 300 maravillosos muñecos. Mensajes de equidad dominan la obra de Jandrisevits, quien busca firmemente reafirmar sus convicciones con acciones. “Por lo general, los padres o cuidadores pagan por los muñecos—unos 100 dólares cada uno con envío incluido”, explica. “Cuando no pueden comprarlos, encuentro la manera de pagarlos yo misma. Cueste lo que cueste, haga lo que haga, voy a poner un muñeco en manos de estos niños. Esto no es solo un negocio. Es lo correcto”.
Aunque está un poco sorprendida por la gran popularidad y el éxito de sus muñecos, no le sorprende lo mucho que cada pieza inspira y empodera a otros: “A mayor escala, te dice lo desesperados que estamos por tener representación”, concluye. “Estoy cambiando la narrativa una persona a la vez”.
La artesana Amy Jandrisevits crea hermosos muñecos personalizados para niños con diferencias físicas.
Cada muñeco comparte las características de su futuro dueño, y completar uno solo puede tomar hasta siete horas de trabajo.
Aquí tienes algunos de los felices clientes:
Amy Jandrisevits: Facebook | Instagram | GoFundMe
My Modern Met obtuvo permiso de Amy Jandrisevits para reproducir estas imágenes.
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