La cerámica tiene miles de años de historia, y ha estado presente en la mayoría de las culturas desarrolladas. Aunque son bastante resistentes si reciben los cuidados adecuados, los objetos de cerámica a menudo sufren daños catastróficos: un solo paso en falso puede hacer que una escultura o jarrón pristino acabe hecho trizas. El artista neerlandés Bouke de Vries usa piezas de cerámica rotas como el medio principal de su trabajo, celebrando la “belleza de la destrucción” a través de sus esculturas fragmentadas.
De Vries comenzó su carrera en la industria de la moda y más tarde cambió de rumbo, estudiando conservación y restauración de la cerámica en West Dean College. Con más de una década de experiencia como restaurador de cerámica, comenzó a crear sus propias obras de arte a partir de piezas de cerámica recuperadas sin posibilidad de reparación. Su experiencia en la industria de la moda, su conocimiento de la restauración de la cerámica y la rica tradición artística de su país de origen influyen mucho en su trabajo.
Sus esculturas deconstruidas adoptan una gran variedad de formas, pero muchas de ellas se unen usando la técnica del kintsugi. Este método japonés utiliza una laca especial que se espolvorea o se mezcla con polvo de oro para reparar objetos. “La filosofía detrás del kintsugi se alinea muy bien con uno de los puntos de partida de mi práctica artística”, explica de Vries. “Creo que algo dañado puede seguir siendo hermoso. En el kintsugi el daño se considera parte de la historia de una pieza: en lugar de ocultarlo, se celebra como parte integral de ella. Intento expresarlo a mi manera”.
Puedes ver más del trabajo del artista a través de la galería Adrian Sassoon y en su sitio web.