El fotógrafo ruso Vladimir Migutin visitó recientemente la zona de exclusión de Chernóbil armado con una cámara infrarroja de Kolari Vision. Los casi 2,600 kilómetros cuadrados que rodean la central nuclear de Chernóbil son un extraño espacio de transición. Un lugar al que, 30 años después de la catástrofe, los humanos no han vuelto, pero los animales y las plantas perseveran.
Usando una cámara de espectro completo y un filtro infrarrojo de 590 nm, Migutin documentó este increíble y surreal lugar. Sorprendentemente, no sintió melancolía al recorrer el área donde ocurrió una tragedia de tal magnitud; en cambio, fue transportado a una “especie de ‘paraíso’ en otro planeta”.
Con la ayuda de un filtro infrarrojo, la visión de Migutin de Chernóbil adquiere un aire etéreo. Maquinaria abandonada es rodeada por un bosque de tonos rosa mientras Simon, un zorro amigable con los humanos, es retratado frente a un grupo de árboles blancos. La fotografía infrarroja de Migutin presenta lo invisible como algo nuevo, arrojando una nueva luz sobre un escenario abandonado que normalmente no podemos ver.
La visita de Migutin a Chernóbil es un recordatorio sobre la resiliencia de la naturaleza, así como una advertencia sobre las las consecuencias de la tecnología creada por los humanos y cómo ésta puede tener un impacto permanente en nuestro planeta.
Usando la fotografía infrarroja, Vladimir Migutin nos lleva en un recorrido único por la zona de exclusión de Chernóbil.
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My Modern Met obtuvo permiso de Kolari Vision para reproducir estas imágenes.
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