El artista Émeric Chantier reimagina a personas y animales como esculturas de plantas surrealistas. Usando una combinación de elementos artificiales y naturales, Chantier construye formas verdes con pequeñas ramas y árboles que brotan de ellas. El artista pone especial atención a detalles como la musculatura y las proporciones, dando como resultado piezas que lucen como extrañas criaturas de otro mundo—y que, de alguna forma, tienen una extraña conexión con nosotros.
La inspiración para las esculturas de Chantier surge de su deseo por imitar la naturaleza de una forma miniaturizada. “La base de la mayoría de las esculturas se hace con resina tallada”, explica el artista a My Modern Met. “Después se cubren con elementos sintéticos y naturales [como] flores o raíces que se pintan o se cubren con barniz”. El proceso es muy elaborado; Chantier debe buscar sus materiales en las colinas francesas y después usar pinzas para colocar los detalles finales, como diminutos pétalos en la mejilla de una figura.
Chantier considera que sus esculturas, a las que describe como “naturaleza de fantasía”, son una especie de ilustración tridimensional. Las figuras buscan transmitir sentimientos o generar preguntas acerca de cómo nos relacionamos con la Tierra. “La obra no pretende ser moralista”, dice, “sino desafiante, reflexiva y meditativa sobre el vínculo intrínseco que une la historia generacional del ser humano con la naturaleza”.