¿Qué son los NFT y por qué están poniendo al mundo del arte de cabeza?

Foto de arte de NFT en subasta

Foto: Fotos de stock de Rokas Tenys/Shutterstock

La palabra de moda en el mercado del arte contemporáneo en estos momentos es NFT. Si no sabes a qué se debe todo el alboroto, no estás solo. El mundo de blockchains, criptomonedas  y criptoarte no es fácil de descifrar al principio. Dicho esto, con piezas de NFT que se están vendiendo a precios más altos que un Monet, creemos que es hora de investigar.

¿Los NFT llegaron para quedarse? ¿Estamos viendo el futuro del coleccionismo de arte? ¿O es una simple moda que está destinada a desaparecer? Solo el tiempo lo dirá; mientras tanto, entender los básicos te ayudará a mantenerte informado e incluso (tal vez) a convertirte en coleccionista.

Echa un vistazo a las respuestas de algunas de las preguntas más comunes sobre los tokens no fungibles—o NFT—y descubre por qué la gente está pagando millones de dólares por poseer desde collages digitales hasta tuits.

Gráfico que explica el criptoarte

Foto: Fotos de stock de HollyHarry/Shutterstock

 

¿Qué es un NFT?

Son las siglas en inglés de token no fungible. En otras palabras, es una pieza de información contenida dentro de registro seguro llamado blockchain. Estas cadenas de bloques están encriptadas de forma que se garantiza que los datos que contienen no pueden ser modificados.

Aunque los tokens criptográficos utilizados para crear NFT son similares a las criptomonedas como bitcoin, los tokens de los NFT no son fungibles o intercambiables. Por tanto, es imposible intercambiar un NFT por otro, como se haría con divisas. A menudo se le compara con un autógrafo, solo que en un archivo digital. Y un NFT no solo rastrea al creador de la obra, sino también la propiedad y el valor de mercado.

 

¿Cómo se relaciona con el arte?

Al estar almacenado de forma segura en la cadena de bloques, un NFT es único y no intercambiable. Las fotografías, los videos, los gifs, el audio y cualquier otro archivo digital puede representarse como un NFT. Incluso los tuits se venden como NFT. Los NFT pueden ser tan originales como un cuadro o tan coleccionables como las tarjetas de béisbol.

 

¿Cuándo empezaron a popularizarse los NFT?

Los NFT existen desde 2015, pero empezaron a dar de qué hablar en 2020, cuando su mercado se triplicó. Pero fue realmente en 2021 cuando tomaron fuerza. Una vez que Jack Dorsey, de Twitter, vendió el primer tuit que escribió por 2.95 millones de dólares y el artista digital Beeple vendió un NFT en Christie's por 69 millones de dólares, el mundo entero empezó a prestar atención.

Ahora están surgiendo plataformas para que los artistas vendan sus obras como NFT y, al mismo tiempo, aumenta la preocupación por la huella de carbono que supone su creación y mantenimiento (más adelante hablaremos de esto).

 

 

¿Por qué comprarías un NFT si puedes ver la pieza, gif, tuit, etc. en línea?

Aquí es donde las cosas se vuelven un poco confusas. Sí, es posible seguir viendo el tuit de Jack Dorsey de 2.95 millones de dólares en Twitter. Y sí, un NFT de un gif popular puede seguir siendo compartido millones de veces en línea. Sin embargo, solo una persona es la dueña real del contenido, y es la persona que posee el NFT. Mitchell Clark, de The Verge, lo equipara al hecho de que “cualquiera puede comprar una impresión de Monet. Pero solo una persona puede poseer el original”.

Y no solo eso, sino que es una forma estupenda de apoyar a tu artista digital favorito para que pueda seguir creando obras.

Los NFT son también la forma perfecta de poseer performances e instalaciones. Por ejemplo, la artista Alexa Meade crea pinturas en 3D utilizando modelos en espacios físicos. Recientemente se introdujo en el mundo de las criptomonedas vendiendo videos NFT en Foundation, una plataforma de subastas de NFT para artistas.  Ahora, la gente puede poseer el registro digital de su arte mucho después de que la instalación temporal haya sido desmantelada.

En enero, la empresa de blockchain Injective Protocol mostró su entusiasmo por los NFT quemando una serigrafía de Banksy comprada por 95,000 dólares. Un video de la performance se transformó en un NFT. Para ellos, era la forma perfecta de mostrar cómo el arte físico puede transformarse en un NFT. Dada la predilección de Banksy por destruir su propio arte, la selección de su obra para quemarla le pareció adecuada a la empresa.

 

Subastas de criptoarte en forma de NFT

Foto: Fotos de stock de Rokas Tenys/Shutterstock

 

¿Los NFT contribuyen al calentamiento global?

Como ya mencionamos, los NFT no están exentos de polémica. Parte del problema tiene que ver con las criptomonedas utilizadas para comprar NFT. Actualmente, la minería de criptomonedas requiere una cantidad exorbitante de electricidad, por lo que tiene una gran huella de carbono. Para poner las cosas en perspectiva, el consumo anual de electricidad de bitcoin estimado para 2021 es de 128 teravatios-hora. Eso es más de lo que utiliza toda Argentina en un año.

El sitio web cryptoart.wtf estimó una vez la huella de carbono de un solo NFT. Desde entonces la página ha sido desactivada, ya que el mal uso de la información provocó casos de acoso. Sin embargo, su creador, Memo Akten, defiende su decisión de crear el sitio web. “Creo que tenemos la responsabilidad de ser críticos con las empresas cuyos valores se oponen a los que deseamos ver en el futuro, mientras que simultáneamente trabajamos para construir y apoyar plataformas equitativas que eviten el daño sin sentido a nuestro planeta”, explica en una declaración en la página de inicio. “El criptoarte produce una muy pequeña parte de las emisiones globales. Nuestras acciones en este espacio son un reflejo de la mentalidad que necesitamos en nuestros esfuerzos por un cambio sistémico a mayor escala”.

Los artistas han expresado su opinión al respecto de diversas maneras. Por ejemplo, los planes de ArtStation de incluir NFT en su plataforma se detuvieron tras una mala reacción en las redes sociales. Los artistas individuales también están encontrando sus propias formas de conciliar el mercado con las prácticas ecológicas. Por su parte, Beeple planea asegurarse de que su obra sea neutra en cuanto a emisiones de carbono, aportando dinero a proyectos que retiren el dióxido de carbono de la atmósfera. De momento, eso significa invertir 5,000 dólares en una de sus colecciones, y confía en que otros artistas sigan su ejemplo.

 

Collage de NFT por Beeple

Foto: Fotos de stock de mundissima/Shutterstock

 

¿Estamos seguros de que los NFT no son solo una moda pasajera?

Hay opiniones diferentes al respecto. Noah Davis, especialista en arte de posguerra y contemporáneo de Christie's, afirma que el resultado de la subasta de Beeple, que asciende a 69 millones de dólares, “es un justo homenaje a la importante transformación digital que ha tenido lugar en Christie's. Y al igual que nuestro negocio ha evolucionado, también lo ha hecho la forma de hacer arte. El resultado de hoy es un llamado a todos los artistas digitales. Su trabajo tiene valor. Sigan haciéndolo”.

Y, por supuesto, los artistas digitales están entusiasmados con esta nueva forma de comercializar y vender sus obras. Sin embargo, no todo el mundo está convencido. Drew Olanoff, redactor de TechCrunch, tiene sus dudas. “Como alguien que colecciona objetos físicos, como recuerdos deportivos, entiendo el encanto de la propiedad y la exclusividad, pero el revuelo alrededor de los NFT ha sido rápido y furioso”, afirmó. “Hay muchas personas con la mentalidad de ‘hay que entrar ahora para hacerte rico rápidamente o te quedarás atrás'. La ventaja potencial es para los artistas, pero aún no la veo para los consumidores”.

Por lo tanto, sugiere al público que actúe con cautela si se está pensando en hacer una compra, ya que el mercado se asentará una vez que el entusiasmo en torno a la tendencia desaparezca.

 

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Sofía Vargas

Sofía Vargas es redactora en español para My Modern Met. Originaria de la Ciudad de México, es licenciada en Lenguas Modernas y tiene un Máster en Gestión Cultural por la Universidad Carlos III de Madrid. A lo largo de su carrera ha trabajado para varias instituciones culturales y ferias de arte en México. Además de escribir, Sofía dedica su tiempo a explorar otras prácticas artísticas, como la cerámica y la ilustración.
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