Gracias a ciertos cambios en las leyes del estado de Washington, Estados Unidos, las personas pronto tendrán una nueva opción para disponer de sus cuerpos una vez que hayan fallecido. Recompose es una compañía que ofrecerá una alternativa a los funerales y cremaciones tradicionales llamada “reducción orgánica natural”. A través de este proceso, el cuerpo humano es convertido en abono, que continuará con el ciclo de la vida aún después de la muerte.
Diseñado para tener poco impacto ambiental, Recompose comparte que el proceso no solo mejora la calidad de la tierra, sino que también aísla el CO2. De hecho, la compañía estima que se ahorra más de una tonelada métrica de CO2 por persona a través del compostaje humano. La compañía abrirá su primera instalación en la primavera de 2021, ofreciendo a los ciudadanos del estado de Washington, así como a los no locales que puedan hacer llegar sus propios restos, una nueva e inusual opción funeraria.
Este proceso es posible gracias a una revisión de las leyes sobre servicios funerarios del estado. Los legisladores ahora han hecho de la “reducción orgánica natural” un medio aceptable de eliminación de restos humanos, lo que significa que el compostaje humano ahora es legal en esta región. A la luz de esto, Recompose ofreció una mirada a sus futuras instalaciones de 1720 metros cuadrados para dar la bienvenida a nuevos clientes interesados en el proceso.
Pero ¿por qué alguien elegiría esta opción? El compostaje humano no sólo ayuda al medio ambiente al aislar el CO2 atmosférico en el suelo, sino que también elimina la posibilidad de contaminar aguas subterráneas con los fluidos de embalsamamiento, minimiza los residuos y elimina las emisiones de CO2 que se producen durante la cremación o la creación de lápidas. Y, a un precio estimado de 5,500 dólares, no tiene un costo exhorbitante. Aunque el proceso cuesta más que la cremación, su precio está por debajo de muchos funerales.
El proceso con patente pendiente para transformar a los humanos en abono fue ideado por la fundadora y directora ejecutiva de Recompose, Katrina Spade, mientras realizaba su maestría en arquitectura. La empresa se asoció entonces con la Dra. Lynne Carpenter-Boggs, profesora de agricultura orgánica en la Universidad del Estado de Washington. Juntas lideraron un exitoso ensayo con seis cuerpos que fueron donados de manera voluntaria para el proyecto. Después de sólo 30 días, los cuerpos se transformaron en un abono rico en nutrientes que, según Recompose, puede ser usado para “cultivar nueva vida”.
Entonces, ¿cómo funciona el proceso de compostaje humano? Una vez que un cuerpo se coloca en un contenedor modular y reutilizable, se cubre con astillas de madera, alfalfa y paja. Todo se airea, de tal forma que los microbios naturales y las bacterias beneficiosas se ponen a trabajar. Una vez completado el proceso, se produce aproximadamente una yarda cúbica de tierra. Recompose invita a los amigos y familiares de la persona a tomar la tierra para su propio uso personal, y si hay abono restante se utiliza para dar nutrientes a la tierra alrededor de Puget Sound.
Ahora, mientras el sitio de Recompose en Seattle pasa de ser un almacén a una meca de servicios funerarios, la empresa continúa con su misión de “cambiar el paradigma actual del cuidados funerarios ofreciendo un modelo gentil, humano y ecológico” al correr la voz sobre esta nueva posibilidad. Los interesados pueden inscribirse para recibir información actualizada sobre cuándo comenzarán los preparativos para el servicio.
Cuando abra sus puertas en 2021, Recompose ofrecerá una alternativa a los tradicionales entierros y cremaciones.
En solo 30 días, los cuerpos humanos serán transformados en abono lleno de nutrientes.
Recompose: Sitio web
h/t: [IFL Science!]
Todas las imágenes vía Recompose.
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