Cada año, los cazadores furtivos llevan a 30,000 especies al borde de la extinción. Tan solo en África, todos los días mueren 96 elefantes a manos de estas personas. Por ello, en Zimbabue ha nacido una iniciativa que busca hacer frente a esta actividad ilegal. A través de la Fundación Internacional contra la Caza Furtiva (IAPF, por sus siglas en inglés), Damien Mander, un veterano australiano de la guerra de Irak, ha reunido a un hábil grupo de mujeres para liderar esta misión. Estas mujeres son las guardias de Akashinga, una unidad anti caza furtiva compuesta exclusivamente por mujeres que está cambiando el rostro de la conservación en África.
Akashinga, que significa “las valientes”, es un escuadrón de élite que trabaja con la comunidad para ayudar a cambiar sus percepciones sobre la vida silvestre. Al hacerlo, salvan especies y promueven la biodiversidad. Un nuevo documental de National Geographic del productor ejecutivo James Cameron y la directora Maria Wilhelm va detrás de cámaras y captura la historia de Mander y estas increíbles mujeres.
Mander, quien entrenó a las reclutas en formación de equipos, liderazgo, combate sin armas, patrullaje, conciencia de la vida silvestre y ética de conservación, utilizó su experiencia en fuerzas especiales para empoderar al equipo. Estas mujeres ahora están comprometidas y conectadas, tanto social como económicamente, con sus comunidades como nunca antes, y los resultados son maravillosos. Ahora, Mander espera hacer crecer el equipo a 1,000 guardias y mantener este proyecto en marcha.
Tuvimos la oportunidad de hablar con Mander, así como con Nyaradzo Hoto, una guardia Akashinga, sobre el importante papel del equipo en la conservación y cómo este trabajo ha cambiado la comunidad para mejor. A continuación, lee la entrevista exclusiva de My Modern Met.
¿Qué te impulsó a involucrarte en el movimiento contra la caza furtiva?
Damien Mander: Tenía experiencia como buzo de la Armada de Australia y luego con operaciones especiales. Seguí trabajando en Irak durante tres años como parte del esfuerzo de la coalición. Mi carrera, hasta que me mudé a África, había sido trabajando en unidades solo de hombres.
Fundé la Fundación Internacional contra la Caza Furtiva en 2009 y quería llevar un tema similar de mis días militares a la conservación. Al principio funcionó y logramos grandes resultados. Pero tener un conflicto constante con las comunidades locales me hizo recordar todos los errores que habíamos cometido en Irak. Tuvimos que pensar más allá, y aunque vi que otras industrias progresaban al tener más mujeres en la gestión, la conservación de animales era asfixiante.
Un artículo del The New York Times, publicado principios de 2017, sobre el hecho de que los Rangers del Ejército de EUA pusieran a mujeres en entrenamiento para el despliegue me hizo poner atención. Diez años antes, nuestro convoy fue atacado mientras estaba en una misión en Bagdad, y fuimos rescatados por los Rangers del Ejército de Estados Unidos. Pensé que si la unidad que era lo suficientemente buena y amable para salvarme la vida había decidido desplegar mujeres para ser Rangers del Ejército, tal vez las mujeres también podrían ser Rangers de vida silvestre. Y puestos reales, no que solo estuvieran atascadas en los puestos de control o en los mostradores de tránsito: toda la responsabilidad y la oportunidad recaen sobre sus hombros.
¿Cómo se formó el primer grupo Akashinga y cómo seleccionaste a sus miembros?
DM: Desde 2009 hasta 2017, la IAPF llevó a cabo programas de conservación que se centraron principalmente en la aplicación de la ley. En conservación, las tácticas se estaban militarizando cada vez más en todo el mundo en actos de represalia a la caza furtiva y la desesperación por defender lo que quedaba.
Queríamos explorar nuevos métodos que reunieran la conservación y la comunidad. Entonces, en agosto de 2017, nos propusimos reclutar y capacitar a la primera unidad armada contra la caza furtiva del mundo en una reserva de caza abandonada en Zimbabue.
Al realizar más de 200 arrestos en los primeros tres años de operación, estas mujeres ayudaron a impulsar un descenso del 80% en la caza furtiva de elefantes en el valle inferior y medio del Zambezi de Zimbabue, una de las poblaciones más grandes que quedan en la Tierra. El concepto ahora ha despegado y estamos en el proceso de capacitar a 240 mujeres más para puestos de tiempo completo a medida que escalamos hacia 1,000 guardabosques y una cartera de 20 parques para 2025.
Dejar que las mujeres se hagan cargo de este problema es un mensaje muy poderoso. ¿Crees que tu trabajo ha cambiado las actitudes que los locales tienen sobre el papel de la mujer?
DM: Las Akashinga están llevando a cabo uno de los trabajos más exigentes y respetados del mundo mientras prosperan y construyen sus propias vidas, familias y comunidades en el proceso. Y todo con una dieta basada en plantas.
En África, los hombres tradicionalmente reciben la mayoría de los puestos de primera línea en conservación, pero los lugareños ahora están viendo los beneficios de poner a las mujeres en el centro de los esfuerzos de conservación liderados por la comunidad. Cambiamos nuestra estrategia sobre la conservación de la vida silvestre. Ponemos el empoderamiento de la mujer en el centro de la estrategia. Eso nos dio la mayor tracción en el desarrollo comunitario y la conservación se convirtió en el subproducto.
¿Cuáles son tus planes para ayudar a acabar con la caza furtiva, específicamente la caza furtiva de elefantes en Zimbabue?
DM: Zimbabue es el hogar de la segunda población de elefantes más grande del mundo y, a medida que las guerras de caza furtiva ganan terreno, las Akashinga son esenciales para proteger a esta especie vulnerable. A medida que nos expandimos, en asociaciones con el gobierno local y las comunidades, contrataremos más y más áreas silvestres que de otro modo se perderían. En el proceso, protegeremos la biodiversidad, que en realidad es la clave, no solo los elefantes.
¿Qué esperas que la gente se lleva al ver el documental?
DM:Estamos agradecidos de que el documental haya ayudado a dar a las mujeres y al programa una voz global. Creemos que esta voz será un componente clave para ayudarnos a hacer crecer el programa hacia esas 1,000 guardabosques.
Nyaradzo, ¿cómo te convertiste en guardabosques y qué te atrajo a esta labor?
Nyaradzo Hoto: Me enteré de la unidad de mujeres Akashinga cuando recién se había formado gracias a uno de nuestros consejeros comunitarios de área. Mi pasión por la vida salvaje y la naturaleza me atrajo a este trabajo.
¿Cómo ha cambiado tu vida ser una guardabosques Akashinga?
NH: A través de Akashinga, conseguí una licencia de conducir, lo cual es muy difícil para una mujer africana de una zona rural. Me ascendieron a sargento, y empecé desde abajo cuando me uní a Akashinga. Me las arreglé para perseguir mis sueños educativos después de abandonar la escuela hace muchos años.
Ahora soy un estudiante de medio tiempo en una de las universidades de Zimbabue, y estoy cursando una licenciatura con honores en ciencias en vida silvestre, ecología y conservación. También logré comprar un terreno en nuestra comunidad, no lejos de la escuela que me vi obligada a abandonar hace muchos años.
¿Cuál es la parte más gratificante de tu trabajo?
NH: Hacer la diferencia en la protección de la vida silvestre y la naturaleza mientras educamos a otros a respetar y compartir los valores de conservación es algo muy gratificante. Trabajo con mujeres de ideas afines, motivadas por sí mismas, orientadas a la conservación y capaces de lograr grandes cosas. Eso me parece gratificante en sí mismo.
¿Qué te gustaría que la gente fuera de África supiera sobre lo que haces y por qué es importante?
NH: Akashinga es un modelo de conservación impulsado por la comunidad con la misión de empoderar a las mujeres desfavorecidas para restaurar y administrar una red de áreas silvestres como un modelo económico alternativo a la caza. Nuestro atrevido objetivo es emplear a 1,000 guardabosques que protejan una red de 20 reservas naturales bajo la gestión de IAPF para el 2025. Nuestro objetivo en África es reclutar y desarrollar localmente. No se trata solo de proteger el mundo natural, sino también de unir a las comunidades y la conservación.
Mira el documental, Akashinga: The Brave Ones (en inglés) y descubre cómo estas mujeres están combatiendo la caza furtiva en Zimbabue.
Todas las imágenes vía National Geographic/Kim Butts. My Modern Met obtuvo permiso de National Geographic para reproducir estas imágenes.
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