Si bien son la norma, las casas tradicionales de ladrillo o cemento no tienen por qué ser la única opción para vivir. Así como hay gente que ha transformado contenedores industriales en cálidos hogares, los autobuses escolares se prestan para ser transformados en poco convencionales pero funcionales casas sobre ruedas. En inglés, estos autobuses convertidos se conocen como “skoolies”.
¿Por qué un autobús escolar?
Entonces, ¿cuál es el atractivo de convertir un autobús escolar en una vivienda? Para todos los apasionados de los viajes, esta renovación ofrece una forma de poder estar siempre en movimiento sin sacrificar las comodidades que ofrece una casa. Los autobuses escolares son, además, un lienzo en blanco: una vez que se retiran los asientos las posibilidades son infinitas. El diseño dependerá del número de personas que se vayan a alojar en el autobús, así como su estilo de vida y sus necesidades.
Los autobuses escolares están hechos para ser duraderos: basta pensar en los kilómetros que recorren todos los días transportando a niños entre la escuela y sus casas. En buenas condiciones, la vida de su motor puede durar más de un millón de kilómetros; además, estos vehículos se construyen con acero, por lo que son extremadamente resistentes.
El costo inicial de comprar un autobús es relativamente bajo, sobre todo si se compara con el precio de una casa rodante. En promedio suelen costar entre 3 y 7 mil dólares, dependiendo del año y del kilometraje, así que si eres bueno para el bricolaje puedes transformar el autobús tú mismo, sin gastar una fortuna.
Autobuses escolares transformados
A través de los años, varias personas han transformado autobuses viejos en singulares casas sobre ruedas. La mayoría de ellas tenía la misma meta: poder vivir una vida nomádica, sin estar atados a un solo lugar. A continuación te presentamos dos familias que hicieron su sueño realidad.
Outside Found y sus aventuras en la carretera.
Will y Alyssa son dos bloggers aventureros del sitio Outside Found. Son sus propios jefes, por lo que tienen la posibilidad de viajar. En primavera de 2015 convirtieron un autobús escolar en una pequeña casa de 18 metros cuadrados. La pareja compró un GMC BlueBird de 2001 por $5,500 USD y pasó varios meses diseñando y planeando la configuración de su nuevo hogar.
Al entrar, el iluminado espacio no se siente como un autobús. El área directamente detrás del asiento del conductor es la “sala”, que incluye un sillón con espacio de almacenamiento integrado. Después está la cocina, con una estufa de gas y refrigerador; la pareja dice que su cocina actual es más grande que la que tenían en su departamento anterior. Frente al comedor se encuentra un pequeño espacio de oficina, con un dormitorio en la parte posterior del vehículo.
El hogar de Will y Alyssa tiene otra característica que no esperarías encontrar en un autobús: ¡un garage! La puerta trasera se abre para revelar un espacio que guarda sus bicicletas y su equipo de montañismo y kayak.
Estos viajeros saben cómo desconectarse del mundo.
Luke y Rachel Davis, también conocidos como Midwest Wanderers (o viajeros del Medio Oeste de Estados Unidos) son otra pareja que compró su propio autobús escolar y que ahora vive en la carretera. Ellos dejaron su casa de 140 metros cuadrados y ahora viajan con su pequeña hija (y su perro) para encontrar “libertad, aventuras y personas interesantes” con ayuda de su skooly de 20 metros cuadrados.
“Al principio parecía una idea loquísima”, escribe Luke, “de esas con las que sueñas pero que ‘nunca podrían volverse realidad’. Pero entre más lo hablamos, más nos dimos cuenta que de verdad queríamos vivir esa vida de completa libertad”. Poco después compraron un autobús por $4,000 USD y pusieron manos a la obra.
Luke, fontanero de profesión, estaba bien equipado para llevar a cabo este proyecto. Él explica a Bryce Langston de Living Big In A Tiny House: “Definitivamente he trabajado mucho con soldaduras, fabricación, y ese tipo de cosas”. Sin embargo, había mucho que aprender. “Tuvimos que hacer nosotros mismos las instalaciones eléctricas y de los paneles solares”. Su diminuto hogar cuenta con 100 vatios de energía solar y un generador eléctrico de cuatro tiempos, lo que los hace autosuficientes.
Completar el proyecto tomó año y medio, pero una vez adentro es fácil ver por qué. La familia no sólo transformó el interior del autobús en un espacio acogedor, sino que también elevaron el techo del vehículo, el cual ahora es 50 centímetros más alto que el de un autobús escolar convencional. Puede no parecer mucho, pero el medio metro extra hace toda la diferencia. “De verdad no se siente como un autobús”, comenta Rachel.
Haz un recorrido por el autobús escolar renovado de estos viajeros en el siguiente video.
Ideas para trasformar autobuses escolares
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