Ahora que el coronavirus (COVID-19) ha sido clasificado como una pandemia, puede ser útil examinar otra enfermedad histórica: la pandemia de gripe de 1918, también conocida como gripe española. En ese entonces, un virus infectó al 27% de la población mundial, lo que resultó en la muerte de entre 50 y 100 millones de personas. La gripe española fue provocada por el virus H1N1, que también desató una nueva epidemia en 2009. Entonces, ¿qué podemos aprender sobre estos episodios para hacerle frente a esta peligrosa enfermedad?
Similar a lo que ocurre hoy, muchos gobiernos minimizaron la severidad del virus en un inicio. En su momento, países como Alemania, Estados Unidos, Francia, y el Reino Unido no querían bajar la moral de sus habitantes mientras la Primera Guerra Mundial azotaba Europa. Por otro lado, España, que era neutral, reportó extensivamente esta pandemia. Esto hizo parecer que los españoles habían sido más afectados que el resto del continente—algo que no era cierto—por lo que comenzó a ser llamada “gripe española”. Aunque se trate de un virus diferente, es imposible evitar compararlo con la situación actual: el gobierno de Estados Unidos ha sido criticado por sus demoras para realizar pruebas, mientras que Italia tomó decisiones rápidas para contener los contagios en el norte del país.
De hecho, Italia ha puesto a sus 60 millones de habitantes en cuarentena para evitar la propagación del COVID-19. Alrededor del mundo, otros gobiernos también han hecho énfasis en la higiene, y muchos han cancelado eventos masivos para reducir los contagios. Esto es de particular importancia si revisamos la historia. Un estudio hecho en 2007 sobre la gripe española encontró que si bien la influenza misma no fue más mortal que las cepas anteriores, los factores ambientales–como el hacinamiento en hospitales, mala higiene y desnutrición–la hicieron más peligrosa.
Los viajes también son otro factor. En 1918, cuando la Primera Guerra Mundial llegó a su fin, las tropas que volvían a casa contribuyeron al esparcimiento del virus a nivel mundial. Hoy, el flujo entre países ha causado que el COVID-19 se mueva de un país a otro rápidamente. De hecho, algunos gobiernos han impuesto restricciones sobre los viajeros para frenar la epidemia, mientras que el caso del crucero Diamond Princess muestra que las aglomeraciones en espacios pequeños contribuyen a que la enfermedad se propague a gran velocidad.
Con la cancelación o aplazamiento de festivales como SXSW y Coachella y la suspensión de la temporada de la NBA, muchos se preguntan si estas organizaciones están exagerando. Este es otro caso en el que la gripe española puede enseñarnos una valiosa lección. En 1918, haciendo caso omiso de las advertencias, la ciudad de Filadelfia celebró un desfile para apoyar los esfuerzos de la guerra. Así, unas 200,000 personas llenaron las calles para mostrar su solidaridad. Solo tres días después, los casos de gripe española en Filadefia se dispararon y los hospitales se llenaron de pacientes enfermos y al borde de la muerte.
En contraste, la ciudad de St. Louis se fue a la segura, cerrando escuelas, áreas infantiles, bibliotecas e iglesias de forma preventiva. Incluso se prohibieron reuniones públicas de más de 20 personas. Estas tácticas de distanciamiento social tuvieron un gran efecto en cómo la gripe española se extendió por la ciudad, pues las investigaciones muestran que St. Louis tuvo menos de la mitad de las muertes por gripe per cápita de Filadelfia.
Por supuesto, la gripe española fue una enfermedad mucho más violenta que el coronavirus, donde solo el 19% de los infectados enferma de gravedad. Este es un gran obstáculo a superar, ya que podría ser más difícil convencer a aquellos que pueden portar el virus sin mostrar síntomas de que es necesario hacer algunos sacrificios. Sin embargo, si todos ponen de su parte lo más pronto posible, la pandemia de coronavirus podría tener consecuencias mucho menos devastadoras.
“Puedes comparar los resultados en Hong Kong, Singapur y Taiwan, que usaron intervenciones agresivas desde el principio, con lo que ocurrió en Wuhan y lo que sucede ahora en Irán e Italia”, comparte Richard Hatchett, un médico y jefe de la Coalición para las Innovaciones de Preparación para Epidemias en Londres. “No hay ninguna razón para esperar que el virus se comporte de manera diferente en Europa y Estados Unidos que en Asia”.
Así que, si la historia nos ha enseñado algo es que debemos mantener la calma—y mantenernos a salvo—pero no subestimar el poder del virus. Basta con un estornudo o un saludo para continuar la cadena de infección. Si adoptamos medidas prácticas y simples, todo tardará menos en volver a la normalidad.
Conoce más sobre la pandemia de gripa española de 1918.
Estos son algunas medidas que debes adoptar para prevenir la propagación del coronavirus.
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