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A unos 80 kilómetros de la ciudad peruana de Cuzco, en la cima de una montaña, se encuentra el extraordinario santuario histórico de Machu Picchu. Ubicado a 2,453 metros sobre el nivel del mar y rodeado por un majestuoso paisaje montañoso, este sitio alguna vez fue un importante palacio y santuario religioso para los incas, el mayor imperio de la América precolombina.
Por sus características y peculiar ubicación, Machu Picchu es considerada una obra maestra de la ingeniería y de la arquitectura, con una rica historia que abarca más de siete siglos. Aquí te presentamos su evolución, desde sus comienzos como asentamiento inca hasta el origen de su popularidad actual.
Orígenes incaicos

Retrato de Pachacútec. (Foto: Wikimedia Commons [dominio público])
Machu Picchu era una clásica llacta incaica, con una población móvil que oscilaba entre los 300 y 1000 habitantes. La ciudadela se dividía en dos áreas: en la zona urbana se encontraban las residencias y los recintos religiosos, como el Templo del Sol o Torréon, mientras que la zona agrícola consistía en varias terrazas de cultivo escalonadas construidas sobre la ladera de la montaña.
A pesar de su esplendor, el Imperio incaico se vio debilitado por el inicio de una guerra civil en el año 1529, y en 1532 fue anexado a los territorios de la Corona española. Aunque los españoles probablemente sabían de su existencia, la ubicación remota de Machu Picchu hizo que fuera considerablemente ignorada por el régimen colonial; prueba de ello es que no se construyeron templos cristianos en la ciudadela, algo común en los sitios de culto “paganos” conquistados por los españoles. Menos de un siglo después de su creación, Machu Picchu quedó deshabitada, y pronto quedó cubierta por la densa vegetación de la montaña.
El “redescubrimiento” de Machu Picchu

Fotografía de Machu Picchu tomada por Hiram Bingham en 1912. (Foto: Wikimedia Commons [dominio público])
Si bien no era arqueólogo de profesión, el profesor quedó sorprendido por la majestuosidad de la zona, y consiguió el patrocinio de la Universidad de Yale, la revista National Geographic y el gobierno peruano para estudiar el sitio a profundidad. Entre 1912 y 1915, Bingham y su equipo hicieron excavaciones arqueológicas en Machu Picchu, retirando la maleza y explorando las tumbas de la ciudadela. National Geographic publicó un artículo sobre el descubrimiento en 1913; así, la ciudadela de Machu Picchu fue puesta bajo los reflectores internacionales.
La idea de que Bingham “redescubrió” Machu Picchu es controvertida, ya que los habitantes locales siempre estuvieron conscientes de su existencia. Además, es importante mencionar que si bien Bingham fue el primero en reconocer la importancia de hacer estudios arqueológicos en la zona, a él también se le atribuye la extracción de más de 46,000 piezas arqueológicas—incluyendo momias, huesos y piezas de cerámica—que posteriormente fueron trasladadas y vendidas ilegalmente en los Estados Unidos. Muchas de ellas fueron enviadas al Museo Peabody de la Universidad de Yale; tras años de disputa con el gobierno peruano, la universidad inició la repatriación de los artefactos en 2011.
Machu Picchu hoy

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En 1981, la zona que rodea Machu Picchu fue declarada como santuario histórico por el gobierno peruano, una denominación que protege tanto a la zona arqueológica como a la flora y fauna que la habitan. Adicionalmente, forma parte de la lista de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde 1983.
Hoy en día, la ciudadela de Machu Picchu es el sitio turístico más visitado de Perú. Cada año recibe a 1.5 millones de visitantes, que recorren un largo camino para maravillarse con la belleza de este lugar único en el mundo.
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