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Esta iglesia italiana del siglo XVI fue construida en la ladera de un acantilado

Por Regina Sienra. 11 de junio de 2019

Fotos de stock por Parilov/Shutterstock

Ubicado en la ladera de un acantilado en el norte de Italia, el Santuario de Madonna della Corona es un impresionante ejemplo de los desafíos de la arquitectura, así como de los deseos del hombre por contemplar la religión en paz. La iglesia, que se localiza en el monte Baldo –cerca del lago de Garda– parece flotar en el aire gracias a su ubicación en una delgada plataforma de roca que sobresale del acantilado. Su relativa inaccesibilidad ha sido su salvación, ya que ha permanecido prácticamente intacta durante varios siglos.

El sitio de la iglesia era originalmente una ermita donde los hombres religiosos se reunían para rezar en silencio. En 1530, se inició la construcción de la iglesia y las obras continuaron hasta el siglo XIX. De hecho, su fachada de estilo gótico es el resultado de una remodelación en 1899. Aunque la iglesia se había conservado bien hasta entonces, inevitablemente comenzaron a aparecer signos de desgaste, por lo que a finales de la década de 1970 se realizó una restauración completa en la que algunas de las partes dañadas tuvieron que ser demolidas. Al finalizar la restauración, en 1988, el Papa Juan Pablo II visitó este santuario.

Ahora, el Santuario de Madonna della Corona es un sitio de peregrinación que atrae a visitantes de todo el mundo y a personas que buscan un espacio para la reflexión. A este lugar sólo se puede acceder a pie, y hay dos caminos que conducen a la iglesia. El camino original es un largo conjunto de escaleras que conducen desde la cercana ciudad de Brentino. En la década de 1920, se agregó un camino peatonal asfáltico enmarcado estatuas de bronce que representan el Vía Crucis para guiar a los peregrinos en su camino.