Cerca de la frontera sur de Nuevo México, Estados Unidos, se encuentra White Sands, también conocido como el monumento nacional de las Arenas Blancas. Con sus dunas de yeso que parecen extenderse hasta el horizonte, es fácil perderse en este paisaje que podría pertenecer a otro planeta. Estos elementos llamaron la atención del fotógrafo Navid Baraty, quien no dudó en visitar el sitio durante un viaje en solitario de más de 11,500 kilómetros.
“Pasé cinco días manejando por Nuevo México y fue mi lugar favorito de todo el viaje”, dice Baraty a My Modern Met. “Hay algo sumamente mágico y misterioso en el paisaje, y ya entiendo por qué Nuevo México es conocido como la Tierra de Encanto”. Las fotos resultantes de su visita a White Sands reflejan la tranquila belleza del estado y la sensación única que inspira este lugar—tanto de día como de noche.
“Había visto muchas fotos de Arenas Blancas a lo largo de los años”, cuenta Baraty, “y siempre había querido ver el paisaje con mis propios ojos”. Inspirado por el contraste entre la arena blanca y el cielo azul profundo, su intención era fotografiar el monumento nacional durante el día. También tenía curiosidad por saber cómo cambiaría la escena al amanecer y al atardecer. “Descubrí que el color del yeso blanco cambiaba mucho dependiendo de las luces y sombras en diferentes momentos del día”, explica el fotógrafo. En sus imágenes, la arena cambian de color, yendo desde tonos amarillentos hasta tonos azul-grisáceos.
Para capturar estas fotografías, Baraty llegó antes del atardecer y se quedó para ver el amanecer, partiendo a medio día del día siguiente. “Quería acampar sobre las dunas la primera noche, pero desafortunadamente habían tormentas eléctricas en el pronóstico del clima, “explica Baraty, “y no es recomendable acampar en las dunas cuando puede haber relámpagos, ya que es peligroso”. Durante su visita, el fotógrafo también experimentó de primera mano la confusión comúnmente relacionada con White Sands. “Es fácil desorientarse y perderse. Realmente solo tienes las montañas en el horizonte y algunas marcas de caminos sobre las dunas para orientarte”.
Sobre si planea regresar a la dunas, la respuesta de Baraty es clara: ¡por supuesto! “White Sands luce como algo fuera de este mundo, y estar parado sobre las dunas blancas se siente como estar a la deriva en el mar de un planeta alienígena.” La próxima vez, intentará acampar durante la luna llena para ver el lugar bajo otra luz.