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Max Oliver sigue trabajando en un barco langostero a los 78 años. Si te parece asombroso, su edad no es nada comparada con la de su compañera de tripulación: ¡tiene 101 años! Virginia Oliver, la madre de Max, sigue subiendo al barco tres días a la semana (de mayo a noviembre) para capturar langostas en la costa de Maine.
Juntos, madre e hijo unen fuerzas para realizar uno de los trabajos más peligrosos del país. Max saca las trampas del agua mientras Virginia mide sus capturas, quedándose con las langostas grandes y soltando las que son demasiado pequeñas. Para ella, esto es algo natural. Lleva pescando langostas desde que tenía 7 u 8 años, justo antes de la Gran Depresión. “Para mí no es un trabajo duro”, le dijo a The Boston Globe. “Puede que lo sea para otra persona, pero no para mí”.
Aunque “no es un trabajo duro” para Virginia, eso no significa que no sea peligroso. Hace poco, por ejemplo, sufrió una cortada profunda que tuvo que ser suturada. Los riesgos laborales, unidos a su edad, han hecho que los doctores le pidan que desista. “El médico me dijo: ‘¿Por qué estás ahí fuera pescando langostas?'”, dijo Virginia a CBS News. “Y yo le dije: ‘Porque quiero'”.
Virginia no muestra signos de bajar el ritmo y no tiene planes de retirarse de la pesca de langostas. Y para las personas que le preguntan cuánto tiempo más piensa trabajar, la intrépida mujer tiene una respuesta: “Hasta que me muera. Y no sé cuándo será eso”.
Con 101 años de edad, Virginia Oliver aún se dedica a la pesca de langostas y no planea retirarse. Mírala en acción en el siguiente video:
h/t [The Boston Globe]
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