Más museos con arquitectura icónica
Museo de Arte Contemporáneo de Niterói
El Museo de Arte Contemporáneo de Niterói es una de las principales atracciones turísticas de Río de Janeiro. El museo, que consiste en una estructura flotante en forma de platillo a la que se accede a través de una rampa exterior y que está rodeado por un estanque inspirado en las flores, es una de las creaciones más famosas de Oscar Niemeyer.
Conocido como el “Picasso del concreto”, Niemeyer fue un pionero de la arquitectura moderna y un experto de la abstracción. El arquitecto estaba fascinado por las curvas que se encuentran en la naturaleza. “No me atraen los ángulos rectos o las líneas duras e inflexibles creadas por el hombre. Me atraen las curvas sensuales que fluyen libremente. Las curvas que encuentro en las montañas de mi país, en la sinuosidad de sus ríos, en las olas del mar, y en el cuerpo de una mujer amada. Las curvas forman el universo entero, el universo curvo de Einstein”.
La increíble estructura de hormigón blanco se completó en 1996, después de cinco años de construcción.
El Museo de Arte de Denver
El Museo de Arte de Denver posee una colección enciclopédica que abarca siglos y culturas diversas. Sin embargo, la arquitectura de su edificio principal, el Edificio Frederic C. Hamilton, es completamente contemporánea.
El edificio deconstructivista fue diseñado por el arquitecto polaco-americano Daniel Libeskind y fue terminado en 2006. La estructura se asemeja a un tiburón y cuenta con 20 planos de titanio y acero. Un paisaje abstracto cobra vida a medida que estos planos interactúan entre sí.
Libeskind explica que esta estética natural es intencional, ya que se inspiró en “la luz y la geología de las Montañas Rocosas”. Además, el distintivo diseño está influenciado por la comunidad del museo, ya que señala que su otra musa eran “las caras abiertas de la gente de Denver”.
Centro Pompidou
El Centro Georges Pompidou es el destino de arte del siglo XX en París por excelencia. El museo alberga la colección de arte moderno más grande de Europa, por lo que su arquitectura vanguardista encaja a la perfección.
El museo fue creado por Renzo Piano, a quien le fue comisionado el proyecto después de ganar un concurso de diseño arquitectónico en 1971. Su diseño presenta un exterior “expuesto” que revela su funcionamiento interior en un curioso arreglo de colores: los tonos azules designan el aire acondicionado, el amarillo es para la circulación eléctrica, las tuberías de agua son verdes, y las escaleras mecánicas y los ascensores son rojos.
Este enfoque único hace que el concepto del edificio tradicional del museo quede invertido—literalmente.
“En el lado de la Piazza, y fuera del volumen utilizable, todas las instalaciones de movimiento público han sido centrifugadas”, dijo Piano. “En el lado opuesto, todo el equipo técnico y las tuberías han sido centrifugadas. Cada piso es, por lo tanto, completamente gratuito y puede ser utilizado para todo tipo de actividades culturales, tanto conocidas como por descubrir”.
El Museo Guggenheim de Bilbao
En 1991, el gobierno vasco y la Fundación Solomon R. Guggenheim anunciaron su plan para construir un nuevo Museo Guggenheim a las orillas del puerto de Bilbao.
El arquitecto Frank Gehry fue seleccionado para diseñar el edificio. Buscando inspiración en el paisaje circundante, Gehry imaginó un exterior ondulatorio que envuelve a un atrio en forma de flor con vistas a las colinas vascas. Asimismo, los materiales utilizados—como el vidrio, la piedra y el titanio—y su estética deconstruida encajan perfectamente en el entorno industrial del museo.
Desde su apertura en 1997, el museo ha sido objeto de elogios generalizados. “El edificio abrió nuevos caminos y se convirtió en un fenómeno extraordinario”, dijo el crítico de arte Paul Goldberger en 2009. “Fue uno de esos raros momentos en los que críticos, académicos y público en general estaban completamente de acuerdo en algo.”
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