Celebrado por su versatilidad, el art nouveau es un género estético con raíces en una gran variedad de disciplinas, movimientos e incluso inspiraciones. Si bien su influencia está presente en muchas obras maestras producidas a finales del siglo XIX, una de sus contribuciones más destacadas al mundo del arte moderno es su elevación de la impresión litográfica.
Durante el apogeo de La Belle Époque, la humilde litografía fue adaptada por los pintores y adoptada como arte, dando como resultado una colección ecléctica de carteles y grabados art nouveau. Aquí, exploramos estas obras ahora icónicas, prestando especial atención a sus influencias artísticas y características estéticas.
¿Qué es el art nouveau?
El art nouveau es un movimiento artístico caracterizado por un interés estético en la naturaleza, tanto en términos de estilo como en su temática. Desde 1890 hasta 1910, el movimiento se extendió por Europa, resonando especialmente con artistas de vanguardia interesados en abandonar el arte académico del siglo XIX.
El art nouveau se materializó en muchas formas en todo el continente. Comenzó en Francia, donde adquirió su nombre, que significa “arte nuevo”. En Gran Bretaña, inspiró el estilo moderno; en Alemania, se manifestó como Jugendstil; Austria lo presentó como la Secesión de Viena; y España lo reimaginó a través del Modernismo catalán.
De manera similar, la influencia del art nouveau está presente en muchas disciplinas. Además de las bellas artes, como el dibujo, la pintura y la escultura, tuvo una gran influencia en las artes decorativas contemporáneas, como el diseño de joyas, muebles y textiles, y en la arquitectura de maestros modernistas como Hector Guimard en París y Antoni Gaudí en Barcelona.
El auge de la litografía
Dada la naturaleza experimental de su estilo y su extensa influencia, no es ninguna sorpresa que el art nouveau haya desempeñado un papel importante en la popularización de una forma de arte no convencional: la litografía. Antes de este movimiento, la litografía era un método poco utilizado para la impresión, ya que las xilografías, los grabados y el aguafuerte seguían siendo las técnicas favoritas de los artistas.
Sin embargo, en la década de 1890, Jules Chéret, el “padre del cartel moderno”, presentó la litografía en color. Esta nueva innovación tecnológica inspiró a artistas como Henri de Toulouse-Lautrec y Alphonse Mucha a producir imágenes brillantes y atrevidas, difuminando la línea entre el arte y la producción en masa y haciendo que la estética art nouveau fuese aún más accesible para el público.