Mientras el coronavirus continúa alterando nuestra forma de vida, muchas industrias han tenido que plantearse qué ocurrirá cuando los negocios puedan funcionar de nuevo. Esta es una cuestión particularmente crítica en la industria del turismo. Los vuelos han bajado en un 95% y las aerolíneas han empezando a reportar sus pérdidas. Tanto Delta como American Airlines han declarado que su ingresos han bajado en un 90% en el primer trimestre del año. Afortunadamente, una compañía ya está pensando en el futuro y está proponiendo una forma para que los pasajeros empiecen a viajar de nuevo sin temer por su salud.
Avio Interiors es un fabricante italiano de asientos de avión y han lanzado dos posibilidades de diseño para bloquear la propagación de gérmenes durante los vuelos. Su concepto Janus gira el asiento central y envuelve cada asiento con un material transparente para asegurar su aislamiento. Para quienes están acostumbrados a asientos económicos estrechos, el concepto también es bastante atractivo en cuanto a su comodidad—aunque algunas personas podrían no disfrutar de la idea de tener que sentarse al revés.
Un problema con el diseño Janus es que sería algo costoso para las aerolíneas tener que reequipar sus cabinas enteras. Los asientos tendrían que ser completamente reconfigurados para que esto funcionara, y las aerolíneas que ya están sufriendo económicamente probablemente no estarían dispuestas a pagar algo así. Tampoco está claro si los asientos podrían reclinarse y cómo funcionaría el servicio de alimentos, ya que para llegar al asiento del medio y a la ventana, el auxiliar de vuelo tendría que atravesar las barreras de aislamiento.
Al mismo tiempo, Avio Interiors también lanzó un concepto más simplificado—uno que podría adaptarse mejor a las configuraciones de asientos existentes. El Glasssafe es una capucha transparente que se ajusta a la parte superior de cada asiento, lo que permite a las aerolíneas mantener a los pasajeros en espacios reducidos mientras proporcionan cierto aislamiento. Aunque esta parece ser una solución más práctica, todavía hay que tener en cuenta algunas cuestiones de seguridad. Ambos diseños podrían obstaculizar la salida de los pasajeros en caso de evacuación, lo que disminuiría sus posibilidades de ser aprobados.
Además está la cuestión de esterilización entre vuelos. Simple Flying señala que antes del coronavirus, el tiempo entre el desembarque de un vuelo y el abordaje de nuevos pasajeros era de poco menos de una hora. Esto sólo permitía al personal de vuelo hacer una limpieza profunda de los baños y las galeras. Con investigaciones que indican que el virus puede sobrevivir de 2 a 3 días sobre el plástico, tendría que ocurrir una limpieza profunda cada vez que los pasajeros dejan el avión, aumentando significativamente el tiempo de respuesta. Sin embargo, tanto si eligen este diseño como si no, las aerolíneas podrían verse obligadas a aumentar sus tiempos limpieza del avión en un mundo postcoronavirus de todas formas.
Aunque cada diseño tiene sus pros y sus contras, es interesante ver cómo las empresas ya están mirando hacia el futuro. Ciertamente, esta no será la última vez que el diseño industrial sea utilizado para que el público pueda continuar con sus rutinas normales mientras esperamos una vacuna contra el coronavirus.