Mucha gente ha pensado en el apocalipsis, incluyendo qué podrían comer cuando la sociedad o el medio ambiente colapsen. Mientras algunos se abastecen de productos enlatados, los científicos tienen una idea diferente: almacenar semillas. Esto es tanto una forma de proteger la biodiversidad actual como un último recurso para tener alimentos en caso de que suceda el peor de los escenarios. Conocida coloquialmente como la “bóveda del fin del mundo”, el Banco Mundial de Semillas de Svalbard se encuentra en una región ártica de Noruega y contiene las claves genéticas de varios milenios de agricultura. La semana del 14 de febrero, el banco abrió sus puertas (algo poco común) para darle la bienvenida a varios tipos nuevos de semillas.
Los orígenes de la bóveda se remontan al Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura de 2001. El acuerdo internacional busca proteger los alimentos en caso de desastres naturales y humanos. En 2004, Noruega acordó financiar y construir una bóveda de semillas en el permafrost ártico. La bóveda, ubicada en las profundidades del terreno congelado, tiene refrigeración natural. No obstante, también se enfría mediante sistemas de última generación que la mantienen a -18 °C. El gobierno noruego ha modernizado sus instalaciones en los últimos años y observa de cerca las predicciones del cambio climático.
Si bien sigue siendo vulnerable al cambio climático, el entorno ártico de la bóveda permanecerá más frío que otros bancos de semillas de todo el mundo. Existen muchos bancos de semillas en las regiones del sur, donde florecen muchas de las plantas de las que dependen los humanos. Sin embargo, estos climas pueden ser más susceptibles a las crisis climáticas. Por esta razón, la Bóveda Global de Semillas de Svalbard describe su misión como “almacenamiento seguro, gratuito y a largo plazo de respaldos de semillas de todos los bancos de germoplasma y naciones que participan en el esfuerzo conjunto de la comunidad mundial para garantizar el suministro de alimentos en el futuro”. Las semillas de plantas cultivadas en todo el mundo tienen respaldos en Noruega; es como un disco duro externo de la agricultura.
Este mes, la bóveda recibió muestras de mijo, sorgo y trigo. El trigo es muy importante para la dieta humana. Junto con el maíz y el arroz, compone el 40% de la dieta global. Según su sitio web, la bóveda sirve como salvaguarda: “Si bien la bóveda de semillas puede desempeñar un papel en caso de una catástrofe global, se considera que su valor radica mucho más en proporcionar respaldo a las colecciones individuales en caso de que las muestras originales y sus duplicados en los bancos de germoplasma convencionales se pierden debido a desastres naturales, conflictos humanos, cambio de políticas, mala gestión o cualquier otra circunstancia”. Esperemos que nunca tengamos que usar las semillas guardadas en una ladera helada de Noruega; pero por ahora, hay algo de consuelo en saber que se conservan de la mejor manera posible en caso de que necesitemos un respaldo.
El Banco Global de Semillas de Svalbard, que abre pocas veces al año, recibirá nuevas muestras. Este sitio tiene la misión de ser un respaldo en caso de una catástrofe.
h/t: [IFL Science, Gizmodo]
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