Convertirse en padre es un hito importante en la vida de muchas personas. También es algo con lo que Jerry Windle siempre había soñado; sin embargo, como un hombre gay y soltero a finales de los 90, las probabilidades estaban en su contra. Con dificultades para adoptar un niño en Estados Unidos debido a los estigmas que rodean a la paternidad homosexual, Windle casi había perdido la esperanza de poder formar una familia.
“Había tanta homofobia y prejuicios en torno a la idea de que una persona gay fuera padre”, recuerda Windle. “Incluso la gente que me quería me decía: no puedes ser padre si vas a ser gay”.
Pero, a pesar de esos desalentadores obstáculos, la suerte de Windle empezó a cambiar cuando descubrió un artículo mientras hojeaba una revista local. Mientras leía, se encontró con la historia de un hombre que había adoptado un niño de Camboya. Sin mencionar a una madre, el conmovedor relato le dio la esperanza de que tal vez podría finalmente adoptar como padre soltero.
Tras llamar al número del servicio de adopción que aparecía en el artículo, Windle descubrió que, efectivamente, era posible que una persona soltera adoptara. Y una vez recibida esa extraordinaria noticia, solo unos meses después, en junio de 2000, estaba en Camboya conociendo a su futuro hijo, Jordan. Windle quedó encantado al instante con este niño de apenas dos años. Pero, desnutrido y luchando contra diversos problemas de salud e infecciones, Jordan se encontraba en un estado de salud precario.
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“Tenía dos años, pero solo pesaba siete kilos. No sabía si viviría o moriría”, explica Windle. “Le prometí que haría todo lo que estuviera en mis manos, que no tendría que sufrir nunca más. Haría todos los sacrificios que pudiera como padre para darle todas las oportunidades del mundo”.
Y Windle cumplió su palabra, no solo transformando por completo la vida de un niño huérfano, sino también criándolo para que se convirtiera en un campeón olímpico. En agosto de 2021, tras años de amor, dedicación y apoyo por parte de su padre adoptivo, Jordan Windle representó al equipo de Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 como miembro del equipo olímpico de clavadismo. Tras iniciarse en los clavados a la tierna edad de 7 años, Jordan se convirtió en el clavadista más joven en clasificar para las pruebas olímpicas con tan solo 13 años, y finalmente logró su sueño de competir a los 22.
El atleta olímpico dedica todos sus éxitos a su padre. “Cuando me preguntan por qué hago clavados, le digo a todo el mundo que lo hago puramente por mi padre y por lo mucho que le gusta verme”, dice Jordan. “Sin los sacrificios que ha hecho, su amor y su apoyo durante todo el tiempo que hemos estado juntos, no estaría donde estoy hoy. Tengo que agradecerle todo, todos mis logros. Ha sido un viaje increíble con él, y aquí seguimos”.
Para mantenerte al tanto del inspirador viaje de Jordan, siga al atleta olímpico en Instagram. También puedes comprar su libro, una historia inspiradora para niños de la que es coautor junto a su padre, titulada An Orphan No More: The True Story of a Boy.
El camino de Jordan Windle hasta convertirse en campeón olímpico comenzó desde unos inicios muy humildes.
Fue adoptado de un orfanato de Camboya a los 2 años por Jerry Windle, un hombre gay soltero que deseaba más que nada ser padre.
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Tras años de sacrificios para que su hijo pudiera tener una vida mejor, Jerry siempre es el fan número uno de Jordan en las gradas.
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h/t: [Bright Side]
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