5 Datos sobre Dale Chihuly, el gran maestro del vidrio soplado contemporáneo

 

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Por casi 50 años, Dale Chihuly ha perfeccionado el arte de la fabricación de vidrio. Con sus espectaculares esculturas de colores instaladas en todo el mundo, el artista estadounidense ha ayudado a transformar este antiguo oficio en una forma de arte internacional.

Aunque tal vez ya hayas visto alguna de sus brillantes esculturas en persona, puede que no sepas mucho sobre el hombre detrás de ellas. Conoce más acerca de este maestro del vidrio soplado con estos fascinantes datos sobre Dale Chihuly.

Aquí tienes 5 datos acerca del icónico artista del vidrio soplado Dale Chihuly.

 

Su pasión por el vidrio comenzó con un proyecto de tejeduría. 

 

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Dale Chihuly nació en el estado de Washington, Estados Unidos, en 1941. Si bien este artista originario de Tacoma describe su infancia como “perfectamente normal”, una serie de tragedias hicieron que su adolescencia fuera tumultuosa. En 1956 perdió a su hermano en un accidente de aviación y, en 1958, su padre murió de un ataque cardiaco. Chihuly lidió con las pérdidas rompiendo la ventana de un auto de policía y dejando la escuela.

Sin embargo, a los 20 años regresó a la educación formal. Estudió diseño de interiores—primero en el College of Puget Sound y después en la Universidad de Washington, donde tomó una clase de tejeduría. Sorprendentemente, esta clase fue lo que lo impulsó a dedicarse al vidrio; tras incorporar el material en sus proyectos textiles, cambió su enfoque del diseño de interiores a la producción de vidrio.

 

Los vitrales europeos lo inspiraron a empezar “accidentalmente” a hacer vidrio soplado.

 

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Aunque Chihuly eventualmente sería conocido por sus brillantes esculturas, fueron las ventanas las que inicialmente le llamaron la atención. Durante un viaje a Europa en 1962, Chihuly quedó hipnotizado por los vitrales que adornaban las iglesias, catedrales y otros lugares de culto del continente. Sin embargo, su interés en los vitrales no estaba limitado a sus roles religiosos; de hecho, le fascinaba sobre todo el lado secular de la tradición.

“A Chihuly no se le escapó que estos proyectos de arte religioso a gran escala, desde la Catedral de Chartres del siglo XII hasta la Capilla del Rosario de Matisse en 1951 en Vence, son visitados por millones de turistas que veneraban estas obras de vidrio, no por su contenido teológico, sino como obras de arte atemporales”, señala Timothy Anglin Burgard en The Art of Dale Chihuly.

De hecho, fueron estos vitrales los que lo inspiraron a incluir el vidrio en sus tejidos—una idea que “accidentalmente” le introdujo al vidrio soplado, una técnica en la que se le da forma al vidrio fundido con un soplete. “No sé por qué lo hice”, reflexionó. “Nunca había visto a alguien hacerlo antes. No conocía a nadie que supiera cómo soplar vidrio”.

 

Perdió la vista por un fragmento de vidrio—pero el accidente no tuvo nada que ver con su arte.

 

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Para 1965, Chihuly ya se dedicaba de lleno a soplar vidrio. Con la intención de perfeccionar su práctica, emparejó la educación formal con la investigación de campo. Por ejemplo, durante la siguiente década, los estudios de Chihuly culminaron con una maestría en ciencias en escultura por la Universidad de Wisconsin-Madison, una maestría en bellas artes en escultura de la Escuela de Diseño de Rhode Island, y una beca Fulbright. Durante este tiempo, también pasó mucho tiempo en el extranjero, pasando por Italia, Alemania, Checoslovaquia y el Reino Unido, donde sufrió un accidente que cambiaría su vida.

En 1976, el artista, quien entonces tenía 35 años, estuvo involucrado en un accidente automovilístico en Inglaterra. Durante una colisión frontal, Chihuly atravesó el parabrisas. Además de tener graves cortes en su cara, los fragmentos de vidrio lo dejaron ciego en el ojo izquierdo. Por eso, hasta el día de hoy, usa un parche ocular—y ya no hace sus propias obras a mano.

 

Depende de un equipo para hacer realidad su visión.

 

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Después del accidente, Chihuly tuvo que afrontar la dura realidad de que trabajar con vidrio fundido al estar ciego de un ojo no sería fácil. En 1979, esta preocupación se solidificó cuando Chihuly se lastimó el hombro en un accidente de surf.  Unida a sus dificultades para ver, esta lesión hacía que la fabricación de vidrio fuera casi imposible. Sin embargo, en lugar de abandonar su oficio, Chihuly decidió adaptar su práctica y confiar en un equipo para hacer realidad sus visiones.

“En muchos sentidos fue un periodo de transformación para mí”, explica Chihuly. “Me llevó meses recuperarme y me dio mucho tiempo para pensar en mi trabajo y mi dirección como artista. Después del accidente, debido a la pérdida de mi visión y percepción de profundidad, me convertí más en el director de mi equipo. Trabajar así me permitió hacerlo todo en una escala mucho mayor y realmente empecé a empujar los límites el material”.

 

Ha recibido 12 doctorados honoris causa y ha ganado numerosos premios. 

 

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Hoy en día, las etéreas esculturas de vidrio de Chihuly continúan cautivando al público con sus vívidos esquemas de color, su translucidez y su enorme escala. Con un portafolio tan impresionante, no es sorprendente que Chihuly sea una de las figuras más condecoradas del arte contemporáneo. Además de una docena de doctorados honoris causa, sus reconocimientos incluyen un premio del Gremio de Tejedores de Seattle (recibido en 1964), una beca de la Fundación Louis Comfort Tiffany, dos becas del Fondo Nacional de las Artes, una medalla de oro del Consejo Americano de Artesanía y muchos más.

Sin embargo, para Chihuly, su práctica de vidrio soplado es mucho más que sus éxitos pasados; se trata de sentar un futuro para su pasión. “No pienso mucho en el pasado”, dice. “Pienso más en el futuro. Prefiero pensar en lo que quiero hacer mañana”.

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Sofía Vargas

Sofía Vargas es redactora en español para My Modern Met. Originaria de la Ciudad de México, es licenciada en Lenguas Modernas y tiene un Máster en Gestión Cultural por la Universidad Carlos III de Madrid. A lo largo de su carrera ha trabajado para varias instituciones culturales y ferias de arte en México. Además de escribir, Sofía dedica su tiempo a explorar otras prácticas artísticas, como la cerámica y la ilustración.
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