La obra del pintor impresionista Claude Monet abarca una gran variedad de temas y sujetos. Sin embargo, su serie más conocida es quizás la de los Nenúfares, que fue inspirada por un estanque cerca de su hogar en Giverny. Este estanque se ha convertido en un símbolo de tranquilidad y aún puedes visitarlo en Francia, pero ¿sabías que tiene un gemelo al otro lado del mundo? Considerando la gran influencia que tuvo el arte japonés sobre el impresionismo, no es de sorprender que exista una versión casi idéntica en Japón.
Ubicado en la prefectura de Gifu a las afueras de la ciudad de Seki, el estanque se encuentra al pie de una colina junto a un pequeño santuario sintoísta. De hecho, el pintoresco estanque no tenía nombre hasta hace unos años, cuando aparecieron fotos de él en Internet y la gente lo comparó con el estanque de las pinturas de Nenúfares de Monet. Fue entonces cuando comenzó a ser conocido como el estanque de Monet y ahora miles de personas acuden al sitio para admirar su belleza.
Curiosamente, el agua de este estanque es completamente cristalina, ya que que su agua de manantial no tiene nutrientes. El monte Koga, donde se origina el manantial, está hecho de una roca volcánica llamada riolita que carece de nutrientes para la formación de microbios. La transparencia del agua realza su belleza, ya que parece cambiar de color incluso con pequeños cambios de luz.
Lleno de carpas coloridas, el estanque cambia con las estaciones y se encuentra rodeado de maples japoneses que se reflejan sobre el agua. Incluso hay un pequeño puente, igual que en Giverny. Aunque el estanque es hermoso en cualquier época del año, es particularmente pintoresco a principios de verano, cuando los lirios florecen y a finales de otoño cuando las hojas de los maples cambian de color.
Sorprendentemente, el estanque no fue construido con una función estética en mente. En un principio servía como depósito de agua de riego hasta que fue transformado por un emprendedor local. Con el paso de los años, el estanque quedó en el olvido y fue invadido por vegetación. En la década de 1990, el propietario del Parque Floral de Itadori—que está justo al lado—decidió hacer algo al respecto y comenzó a limpiar el exceso de plantas. Finalmente, el consejo local le ayudó y comenzaron a plantar nenúfares. Las carpas también provienen de la comunidad, ya que fueron donadas por propietarios que ya no podían cuidarlas.
Hoy, el estanque que alguna vez fue anónimo se ha convertido en un destino imperdible en Gifu, y es visitado por fotógrafos de todo el mundo que buscan retratarlo desde su plataforma de observación. A Monet seguro le hubiera encantado la idea.