Hoy en día, Frank Lloyd Wright es considerado una de las figuras más importantes de la arquitectura estadounidense. A lo largo de su larga carrera como arquitecto y diseñador de interiores, Wright logró perfeccionar un gran número de diseños, siendo su icónica Casa de la Cascada el ejemplo más claro de ello.
Wright describió la casa, construida durante los años 30, como “una de las más grandes bendiciones que se pueden experimentar en este mundo”. Inspirada por el deseo del arquitecto de integrar estructuras humanas al mundo natural, la Casa de la Cascada (conocida como Fallingwater en inglés) es típica de la arquitectura orgánica. Siendo el estilo característico de Wright, entender la filosofía detrás de la arquitectura orgánica es clave para comprender la importancia de la famosa Casa de la Cascada.
¿Qué es la arquitectura orgánica?
Wright inventó el término “arquitectura orgánica” a principios del siglo XX. Profundamente ligada a su amor por la naturaleza, la intención principal de la arquitectura orgánica es unificar a los edificios con su entorno y borrar la línea entre construcciones y ambientes naturales.
Esta filosofía guió siempre la práctica creativa de Wright. Imaginando cada diseño como un microcosmos del universo, el arquitecto buscaba uniformidad a través de patrones y era guiado por la creencia de “determinar la forma por medio de la naturaleza de los materiales”. Además, Wright ponía especial atención al entorno de cada estructura, culminando en diseños específicos para un lugar que estaban completamente integrados al ambiente, como es el caso de la Casa de la Cascada.
La Casa de la Cascada
En 1935, Wright fue contratado por los Kaufmann, una prominente familia de Pennsylvania, para reemplazar su deteriorada casa de verano. Localizada a lo largo de un arroyo en Bear Run, una reserva de los Apalaches, la propiedad era ideal para Wright, cuyo enfoque centrado en la naturaleza había llamado la atención de Edgar y Liliane Kaufmann.
Se dice que Wright diseñó la casa en una sola mañana en 1935. Al diseñar la singular morada, Wright tomó una decisión inesperada: construir la casa por encima de la cascada natural de la propiedad.
Considerada como uno de los atractivos principales de la propiedad, los Kaufmann deseaban tener una vista a la cascada. Sin embargo, la pareja decidió confiar en la visión de Wright, quien les tranquilizó con una promesa filosófica. “Quiero que vivan con la cascada”, les dijo, “no que solo la miren, sino que se convierta en una parte integral de sus vidas”.
Exterior mimetizado
La cascada fue una gran fuente de inspiración para Wright, y su forma inspiró directamente el exterior de la vivienda. Para imitar el aspecto de las cornisas de piedra sobresalientes en la caída de la cascada, optó por “hacer voladizos desde la base de piedra sobre el agua que cae”, resultando en una casa con apariencia apilada orgánicamente.
La fachada de la Casa de la Cascada también es testamento del enfoque inteligente de Wright hacia los materiales. Los muros exteriores están compuestos de arenisca de una mina local que están reforzados con concreto. La mezcla de concreto, a su vez, se compone de cemento, arena y grava de río redondeada. Las terrazas de la casa están recubiertas con estuco, pintadas por Wright de un color ocre neutro inspirado en la naturaleza.
Estas decisiones estéticas hacen que la vivienda se mimetice con sus alrededores. Con su silueta apilada, exterior de piedra y colores neutrales, la casa logra retraerse en el entorno arbolado a la vez que acentúa la cascada. Después de todo, como dijo Wright, “una construcción debe embellecer su entorno en lugar de deshonrarlo”.
Traer el exterior al interior
Wright también diseñó el interior de la Casa de la Cascada con la naturaleza en mente. En el centro de la vivienda hay una chimenea construida alrededor de los rocas que no pudieron moverse en la construcción. Todos los acentos del interior son de rojo Cherokee, un color escarlata oscuro que recuerda a la madera. De forma similar, los pisos son de piedra y las paredes están recubiertas de corcho sin encerar. La enormes ventanas sin esquinas invitan al “ambiente natural dentro de la casa mientras que atraen a sus habitantes“.
La idea de traer al exterior al interior también es evidente en la colección de muebles creados específicamente para la vivienda. La Casa de la Cascada incluye 170 piezas de arte decorativo diseñadas por Wright que imitan al exterior a través de su forma. Buena parte del mobiliario está hecho de nogal negro de Carolina del Norte, una madera color chocolate con tonalidades cálidas, y con enchapado de madera.
Finalmente, la casa ofrece fácil acceso al exterior de maneras creativas, incluyendo una escalera que lleva a los visitantes desde la sala de estar directamente al arroyo.
La casa hoy
Los Kaufmann fueron dueños de la Casa de la Cascada hasta 1963, cuando Edgar Kaufmann Jr. donó la vivienda y las 600 hectáreas que la rodean a la Conservación del Oeste de Pennsylvania. “Ha sido un buen hogar, pero siempre ha sido mucho más que eso, una obra de arte que va más allá de los estándares de excelencia”, dijo. “Es una fuente inagotable de alegría y está situada en la cascada de Bear Run, donde se vierte la energía y la gracia infinita de la naturaleza. La casa y el lugar forman juntos la imagen del deseo del hombre de ser uno con la naturaleza, iguales y unidos a ella”.
La casa ahora es un museo que recibe a entusiastas de la arquitectura de todo el mundo. Con una amplia gama de excursiones adaptadas a los intereses de los visitantes, la exploración directa de las aguas de las cataratas es una forma ideal de apreciar esta gran obra de arte.
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