La artista islandesa Hrafnhildur Arnardóttir, también conocida como Shoplifter, usa un medio inusual para crear sus coloridas instalaciones: cabello. Usando cabello natural y sintético, la artista crea paisajes fantásticos y esculturas enormes que son tanto divertidas como hipnóticas. Trenzado, moldeado, cepillado y a veces derretido, el cabello se junta en capas para crear piezas dinámicas que irradian energía.
Su fascinación por el cabello comenzó en su infancia, cuando vio a su abuela guardar una de sus trenzas recién cortadas en un cajón. Esto después se convirtió en una forma de explorar un medio que es hermoso y reconfortante, pero que a la vez puede producir cierta repulsión. “Me fascina la idea de que tenemos un tipo de ‘vegetación' cambiante por todo nuestro cuerpo que debemos cuidar y domar”, compartió Shoplifter con Infringe. “El cabello es un remanente de lo salvaje en todos nosotros y es una de las pocas cosas que sobrevive nuestra existencia. Es como un escudo, o también puede servir para mostrarte ante el mundo”.
Shoplifter, quien ha colaborado con Björk en el pasado, agrega una dosis de extravagancia y humor a su trabajo. Sus instalaciones a gran escala tituladas Nervescape se componen de vibrantes mechones de cabello que crean un ambiente atractivo para los visitantes. Viendo la obra como un mundo de terminaciones nerviosas imaginarias, para Shoplifter, las piezas son a la vez un reflejo de nuestro paisaje interior y una fantasía destinada a proporcionar un medio de escape. Esta actitud juguetona es un llamado a recordar a nuestra juventud y a dar al mundo energía positiva.
Pronto vienen grandes planes y proyectos para Shoplifter. En 2019, representará a Islandia en la Bienal de Venecia, y el mundo estará esperando ansiosamente para ver lo que ella crea para esta enorme plataforma internacional.