En las Colinas Negras de Dakota del Sur, cerca del monte Rushmore, se está construyendo la segunda escultura más grande del mundo. Durante más de 70 años, muchas personas han trabajado arduamente en las tierras sagradas de la tribu lakota para construir el monumento a Caballo Loco. Este inmenso tributo al legendario líder de la tribu lakota oglala aún está lejos de completarse, pero ya se puede apreciar su rostro serio.
Caballo Loco es una figura importante para los lakotas, ya que se rebeló contra el gobierno de los Estados Unidos para evitar que los colonizadores blancos invadieran el territorio de los nativos americanos y amenazaran su forma de vida. Aunque dirigió varias batallas, es más conocido por su victoria en 1876 en la batalla de Little Bighorn. Fue ahí donde las fuerzas combinadas de las tribus lakota, cheyenne del norte y arapaho derrotaron al ejército de los Estados Unidos en lo que a menudo se conoce como la última batalla de Custer.
El Monumento al Caballo Loco tiene su propia y rica historia, que comenzó en los años 30 a petición de un jefe lakota. Henry Oso Erguido era un jefe lakota oglala y un respetado líder de la comunidad cuando decidió conmemorar a Caballo Loco. En ese entonces, los trabajos en el monte Rushmore ya estaban en marcha y Henry Oso Erguido sentía que era injusto que el gran líder nativo americano no estuviera incluido entre los presidentes. Se dirigió varias veces al escultor del monte Rushmore, Gutzon Borglum, sin éxito, pero eso no lo detuvo.
En 1939, el líder lakota contactó al escultor polaco-americano Korczak Ziolkowski. Ziolkowski había trabajado en el monte Rushmore bajo Borglum por un tiempo y estaba intrigado por el proyecto. Una vez que Henry Oso Erguido cedió todas sus tierras—360 hectáreas en total—al gobierno a cambio del uso de la montaña, el proyecto siguió adelante. El escultor comenzó a trabajar en 1948 y rechazó toda la financiación del gobierno, ya que veía con desconfianza cualquier intervención exterior. Así que se dedicó a ejecutar su visión solo, trabajando sin electricidad, agua o carreteras. Para llegar a la cima, debía usar una escalera de madera de 741 peldaños. Pero aún así, siguió trabajando.
Ziolkowski pensó que el proyecto llevaría unos 30 años, pero se equivocó. El concepto requiere que Caballo Loco esté montando su corcel mientras apunta a la distancia hacia la tierra donde muchos nativos americanos están enterrados. El escultor trabajó duro para hacer su visión realidad sobre el granito antes de morir en 1982 a la edad de 74 años. En ese momento, su viuda Ruth Ziolkowski se hizo cargo del proyecto, e hizo pequeños cambios en los planes originales, como centrarse en esculpir primero la cara del Caballo Loco en lugar del caballo, como Ziolkowski había previsto. Supuso—correctamente—que terminar el rostro atraería a los turistas y que los boletos de entrada podrían ayudar a financiar el proyecto. Dado que no hay fondos gubernamentales involucrados en la escultura, fue una decisión inteligente.
Siete de los hijos de Ziolkowski también trabajaron en la escultura durante este tiempo y el rostro del Caballo Loco fue revelado en 1998. Por supuesto, esta no es una reproducción exacta de Caballo Loco, quien era famoso por su renuencia a tomarse fotos, sino más bien una representación del gran líder. Con una altura de 26 metros, la cabeza de Caballo Loco es mucho más grande que los retratos del monte Rushmore, que miden unos 18 metros. Cuando esté terminada, estará detrás de la Estatua de la Unidad de la India como la segunda escultura más grande del mundo.
En la actualidad, la fundación sin ánimo de lucro Crazy Horse Memorial Foundation es dirigida por la hija de Ziolkowski, la escultora Monique Ziolkowski, quien ha estado a cargo desde de la muerte de Ruth en 2014. Tres de los hijos de Ziolkowski, así como tres de sus nietos, trabajan junto a ella como parte del personal. El proyecto se ha ampliado para incluir también un campus satélite de la Universidad de Dakota del Sur, que funciona como un centro educativo y cultural. Conocidos como la Universidad India de Norteamérica y el Museo Indio de Norteamérica, estas instituciones complementan el centro de visitantes.
Dicho esto, el memorial del Caballo Loco no está exento de controversias. Muchos de los parientes de Caballo Loco se han pronunciado en contra del proyecto, afirmando que Henry Oso Erguido no consultó a los familiares antes de iniciar el proyecto. Algunos miembros de la comunidad también sugieren que, dada su humildad, Caballo Loco no se sentiría cómodo con la enorme estatua. Otros creen que el monumento se ha convertido en algo más relacionado con el escultor y su familia que con Caballo Loco y su legado.
Sea cual sea tu postura al respecto, no se puede negar el increíble poder de la historia detrás de la creación de la estatua.
El monumento a Caballo Loco, tallado en las Colinas Negras de Dakota del Sur, ha estado en construcción por más de 70 años.
Este es un modelo de la escultura planeada:
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