Nueva Zelanda por fin ha visto la luz al final del túnel de la pandemia del coronavirus. La última paciente diagnosticada con COVID-19 en el país, una mujer de 50 años, por fin se ha recuperado. Eso quiere decir que actualmente no hay casos activos en Nueva Zelanda y, por lo tanto, el confinamiento puede terminar.
Además de no hay pacientes activos en el país, no se han reportado nuevos casos en los últimos 17 días. Esto es una excelente noticia para Nueva Zelanda, que impuso una cuarentena de cuatro semanas en marzo. Desde entonces, el gobierno ha estado relajando las medidas como parte de un sistema de alerta de cuatro etapas. Mientras el número de casos disminuía, el país fue pasando de la fase cuatro a la fase uno. Ahora, la fase uno ha terminado oficialmente y la gente puede regresar a sus vidas como eran antes.
De hecho, la única restricción que se mantiene es que las fronteras, que se cerraron el 19 de marzo, seguirán sin abrir. Con esa excepción, la población es libre de moverse a donde quiera y de continuar con su vida normal. Esto significa que la gente puede regresar a trabajar y que las bodas y los funerales pueden llevarse a cabo de nuevo. Los bares y restaurantes están abiertos y los eventos públicos regresarán.
Si bien todo esto es motivo de celebración, el gobierno advierte que la gente debe mantenerse alerta para tomar precauciones, ya que el virus todavía circula por el mundo. “No tener ningún caso activo por primera vez desde el 28 de febrero es ciertamente una marca significativa en nuestro camino, pero como hemos dicho anteriormente, la vigilancia continua contra el COVID-19 seguirá siendo esencial”, dice Ashley Bloomfield, directora general de salud de Nueva Zelanda.
Los funcionarios también esperan que haya un aumento de los casos una vez que se permita el regreso de los viajeros internacionales al país y durante la temporada de invierno, cuando los virus son más transmisibles. Pero por ahora, los kiwis pueden descansar sabiendo que su sacrificio en el encierro dio frutos.
h/t: [LADbible]
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