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El 15 de abril de 2019, una gran parte de la mundialmente famosa Catedral de Notre Dame en París fue destruida por un incendio. Conocida por su lugar en el paisaje urbano parisino, su rica historia religiosa, y su exquisita arquitectura gótica, la Catedral de Notre Dame ha sido un símbolo de esta ciudad desde su construcción en la Edad Media.
Conforme el fuego se abrió paso por el techo de roble y plomo del edificio, mucho de lo que había en su camino quedó devastado, incluyendo una gran parte del techo de madera abovedado de la catedral, varios vitrales, y la icónica aguja del edificio –la imagen de su derrumbe le ha dado la vuelta al mundo–. Más allá de ser simples estructuras y decorados, cada uno de estos elementos ha tenido un rol vital en la larga historia de Notre Dame, por lo que su ausencia se sentirá con más fuerza.
Para entender el impacto que su destrucción tiene y tendrá para el mundo entero, es importante recordar que la historia de la Catedral de Notre Dame abarca casi un milenio. Su construcción comenzó en 1163 y prácticamente concluyó en 1345. Durante este periodo de 182 años, cuatro arquitectos diferentes trabajaron en el diseño, que gradualmente pasó de ser una iglesia redondeada de estilo románico a la gema gótica que conocemos actualmente. Por fortuna, muchos de los elementos más celebres de la Catedral sobrevivieron al incendio, como su colección de gárgolas y grutescos, algunos de sus espectaculares rosetones y sus invaluables reliquias.
Desde su consagración, la Catedral de Notre Dame ha sido el epicentro de París; físicamente, ahí se ubica el point zero o kilómetro cero, un punto específico desde el que se miden todas las distancias en Francia. Sin embargo, Notre Dame es mucho más que esto: ha llegado a representar todo lo que significa París. Tras sobrevivir disturbios iconoclastas, la Revolución Francesa e incluso dos guerras mundiales, esta catedral representa la resistencia de París. Después de todo, durante los últimos 500 años, el lema oficial de París ha sido: Fluctuat nec mergitur, una frase en latín que significa “es sacudida por las olas, pero no se hunde”.
Inspirados por esta visión, muchos artistas de todo el mundo han creado tributos conmovedores tras el incendio que devastó Notre Dame. Echemos un vistazo a una selección de estas obras, las cuales prueban que París realmente no se hundirá.
Después del devastador incendio que destruyó gran parte de la Catedral de Notre Dame, los artistas le han rendido un homenaje a este monumento histórico.
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Muchas de las imágenes capturan la belleza gótica de la catedral.
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…así como las consecuencias del incendio.
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Algunos hicieron referencias a El jorobado de Notre Dame.
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Y, por supuesto, muchos capturaron la resiliencia y esperanza de los parisinos.
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