Hace poco más de un año, Omar Z. Robles viajó a Puerto Rico wa Puerto Rico para rendir homenaje a sus raíces. Ahora, el fotógrafo de danza ha vuelto para mostrarnos la isla en un estado completamente diferente. Seis meses después de que el huracán María arrasara con todo a su paso, Puerto Rico sigue devastado. A través de sus fotografías, Robles nos muestra una visión que busca hacer un llamado sobre lo mucho que aún falta por hacer en Puerto Rico, así como la resiliencia de su gente.
Al viajar por su país natal, desde las áreas de bajos recursos de San Juan hasta los pequeños pueblos fantasma que brotan a lo largo de la isla, Robles quedó sorprendido. “Fue un viaje increíblemente emocional y difícil. Tuve que contener las lágrimas más veces de las que puedo recordar”, escribe Robles. “Meses después del huracán, mi isla, mi gente, mi familia aún tienen heridas abiertas de aquel horrendo día“.
Los escombros siguen tapando el drenaje, causando fuertes inundaciones incluso con lluvias ligeras, mientras miles de familias que han perdido sus casas se encuentran viviendo bajo lonas –si es que tienen suerte- en lo que esperan a que llegue la asistencia para ayudarlos a levantar una construcción permanente. En otras áreas, los continuos apagones dan pie a una profunda penumbra en la noche, la cual también representa un riesgo para la seguridad de los habitantes.
Robles describe detalladamente la desgarradora sensación de visitar Humacao (donde María tocó tierra). Este pueblo, que alguna vez fue vez fue un vibrante sitio en la costa este, yace en ruinas. “Nunca había visto tal nivel de destrucción en mi vida. Sólo quedan huesos de lo que alguna vez fue el hermoso puerto de Punta Santiago. En un lado de la carretera solía haber una magnífica valla de palmeras, y ahora luce como un monumental cementerio de árboles. La mayoría completamente derrumbados mientras que al resto le quedan apenas un par de ramas. En el otro lado, postes de electricidad inclinados ponen en riesgo a los automovilistas que transitan por ahí, exponiéndose a que uno de estos pueda caer en cualquier momento. El techo de metal de una cancha de basquetbol fue completamente derribado hasta el suelo, como si se hubiera derretido”.
A lo largo de este emotivo viaje, Robles continúo haciendo lo que hace mejor: fotografiando bailarines de ballet locales mientras giraban y brincaban por las calles de la ciudad. Esta vez, en cada estirar de pierna y en la punta de cada dedo, la intensidad emocional es palpable. Envueltos en los escombros de su hogar, nos recuerdan no darle la espalda a lo que ha ocurrido ahí y, al mismo tiempo, demuestran la fuerza y determinación característicos de los puertorriqueños.
Robles señala que, si bien más de 200,000 puertorriqueños han dejado la isla después del huracán María, tanto los que se han ido como los que se han quedado se sienten agradecidos por lo que aún tienen. “En todas las historias que he escuchado, hay una frase en común, como un mantra: ‘pero al menos estamos vivos y eso es lo importante’”.
Si deseas ayudar a las familias en Caño Martín Peña -la comunidad de San Juan que Robles visitó- a obtener techos permanentes, una organización sin fines de lucro local está recaudando fondos a través de Global Giving.
Omar Z. Robles regresó a sus raíces en Puerto Rico y capturó una nueva serie de imágenes que muestran la devastación que dejó el Huracán María.
“Meses después del huracán, mi isla, mi gente, mi familia aún tienen heridas abiertas de aquel horrendo día”.
“Recuerdo todas esas cosas que hacen tan especial a mi Puerto Rico, tan preciado y hermoso para mí. Incluso si la apariencia actual de mi isla está algo destrozada, sigue siendo la misma preciosa que me cargó en sus brazos cuando era niño”.
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My Modern Met obtuvo permiso de Omar Z. Robles para reproducir estas imágenes.
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