Gracias al trabajo de unas ardillas, investigadores en Siberia pudieron cultivar exitosamente plantas Silene stenophylla a partir de semillas de 32,000 años de antigüedad. Este increíble acontecimiento, que ocurrió en 2012, todavía está teniendo un dramático efecto en la comunidad científica. Ahora, un grupo de investigadores austriacos están tratando de secuenciar el ADN de la planta para averiguar cómo fue capaz de sobrevivir tanto tiempo.
La historia comienza hace más de 10 años, cuando un equipo de científicos rusos, húngaros y estadounidenses recuperaron unas semillas congeladas en 2007. Estas se encontraban enterradas a 38 metros de profundidad en el permafrost siberiano. El equipo estaba estudiando las madrigueras de ardillas antiguas cuando hicieron el descubrimiento. Los frutos y semillas habían quedado perfectamente sellados en el hielo gracias a las técnicas de excavación de las ardillas.
“Las ardillas cavaron el suelo congelado para construir sus madrigueras, que son del tamaño de un balón de futbol, colocando paja primero y luego pelaje de animal para construir una cámara de almacenamiento perfecta”, compartió Stanislav Gubin, uno de los investigadores que exploró las madrigueras. “Es un criobanco natural”.
Cinco años después de haber encontrado las semillas, los científicos pudieron extraer tejido de un fruto inmaduro y cultivar una Silene stenophylla. Las plantas resultantes florecieron y fueron fértiles, según un estudio publicado por los investigadores. Curiosamente, estas antiguas plantas eran sorprendentemente similares a la versión moderna que todavía crece en Siberia hoy en día.
Ahora, los investigadores en Austria están llevando las cosas un paso más allá al investigar el ADN de estas plantas prehistóricas. El equipo busca mapear los genomas de las plantas y secuenciar su ADN para descubrir cómo fueron capaces de sobrevivir. Como el permafrost ruso se está descongelando, también pueden investigar el ambiente más a fondo para ver qué factores ayudaron a las semillas a mantenerse viables.
Específicamente, están buscando adaptaciones a condiciones muy calurosas, secas o húmedas que podrían ayudarles a ver cómo otras plantas podrían protegerse contra el cambio climático. “Creo que la humanidad debe estar agradecida por cada pieza de conocimiento que somos capaces de crear para proteger nuestras tierras de cultivo”, dice la profesora Margit Laimer, biotecnóloga vegetal de la Universidad de Recursos Naturales y Ciencias de la Vida de Viena.
Un grupo de investigadores está buscando secuenciar el ADN de plantas cultivadas a partir de semillas de 32,000 años de antigüedad.
h/t: [Sky News]
Todas las imágenes vía Sky News excepto donde se indique lo contrario.
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