Desde que era pequeña, Biljana Jurukovski ha sentido una fascinación por las culturas diferentes a la suya. Durante los últimos cinco años, la fotógrafa macedonia-australiana se ha enfocado en capturar cautivadores retratos de culturas de todo el mundo. Concretamente, su serie Tribal Muse explora la belleza de la tribu Surma—en particular de los Suri.
Los Suri, que viven en la frontera entre Etiopía y Sudán del Sur, son una de las tres etnias—junto con los Me'en y los Mursi—que el gobierno etíope clasifica como la tribu Surma. El pueblo Suri vive en aldeas de entre 40 y 2,500 personas y se dedican principalmente al pastoreo, viviendo en lugares remotos que los mantienen alejados del resto del mundo. Enfocándose específicamente en las mujeres Suri, los retratos de Jurukovski ofrecen una mirada a los diferentes estándares culturales de belleza.
Poniendo en riesgo su seguridad al viajar a zonas donde los combates entre tribus siguen siendo comunes, Jurukovski ha visitado a los Suri varias veces. Al colocarlas frente a fondos simples y oscuros, la fotógrafa elimina todas las distracciones visuales y logra rendir un respetuoso homenaje a las mujeres y a su cultura. Los Surma son conocidos por sus rituales de belleza que incluyen pintura corporal y escarificaciones, y Jurukovski captura estos detalles tradicionales de los Surma sin caer en estereotipos. Si bien la fotógrafa viaja continuamente alrededor de Etiopía para visitar más tribus, también regresa a ciertas áreas para mostrar los retratos a sus modelos, cerrando el círculo del proyecto.
Tuvimos la oportunidad de conversar con Jurukovski justo antes de que viajara de nuevo a Etiopía. Lee nuestra entrevista exclusiva donde hablamos de su trabajo a continuación.
¿Qué fue lo que te llevó a hacer el tipo de fotografía cultural que haces hoy?
Siempre he sido una soñadora. Desde pequeña soñaba con lugares lejanos y con poder conocer nuevas culturas. Siempre me han fascinado las tradiciones y la indumentaria tradicional de diferentes culturas, y me encantaba aprender sobre ellas. En mi primer viaje a un lugar fuera de los destinos turísticos tradicionales, en Punjab, quedé fascinada con los colores, la vida callejera y su cultura, por lo que empecé a pensar que me encantaría retratar todo eso para compartirlo con otros. En ese momento nunca hubiera pensado que estaría haciendo lo que hago ahora—viajar a algunas de las zonas más remotas para fotografiar diferentes culturas. Amar hacer algo es una cosa, pero no siempre es fácil empezar a hacerlo. Como esposa, madre y trabajadora de tiempo completo, siempre piensas en los demás antes de empezar a pensar en lo que quieres.
El año 2014 fue crucial, pues fue cuando decidí embarcarme en una aventura a lo desconocido. Recuerdo que encontré un libro increíble, Before They Pass Away del fotógrafo Jimmy Nelson, y quedé completamente hipnotizada con sus fotos de tribus. Me enamoré de su trabajo y estaba fascinada con la gran variedad de culturas presentes en su trabajo que solo querían preservar su cultura. Recuerdo mirar sus fotos y hacerme muchísimas preguntas: ¿Quiénes son estas personas, cómo siguen existiendo, cómo puedo llegar hasta ahí? Tenía mil preguntas en la cabeza que aún están ahí, y que solo he podido resolver al visitar algunas de esas tribus, pasar tiempo con ellas, y fotografiándolas.
¿De dónde crees que viene tu amor por las diferentes culturas?
A menudo me hago esa pregunta y la respuesta nunca es fácil, ya que es multidimensional y está influenciada por diferentes experiencias de la vida. Debemos empezar con mis raíces y con el conocimiento de mis orígenes, cultura y tradiciones, que son la base de lo que amo. Nací y crecí en Macedonia, un país con fuertes raíces culturales y tradicionales que han estado muy presentes en mi mente desde que era pequeña.
Cuando tenía 21 años me mudé a Australia, un país verdaderamente multicultural, y creo que ahí fue cuando empecé a expandirme y a familiarizarme con otras culturas. Empecé a pensar en lo que me gustaría dejar en el mundo cuando ya no esté, algo más allá de las cosas materialistas para las generaciones futuras. Quiero dejar una huella y permitirles ver lo que tal vez no podrán ver en el futuro; la belleza y la diversidad de las tribus. Esas comunidades están desapareciendo y la probabilidad de que dejen de existir en algunas décadas es muy alta.
¿Por qué decidiste empezar con la tribu Suri?
La tribu Suri no fue la primera, ya que anteriormente había retratado a otras tribus en Etiopía y Angola, así como a los cazadores con águilas de Mongolia. Sin embargo, la tribu Suri es una de las más artísticas y coloridas, con creatividad infinita a la hora de decorar sus cuerpos. A mi parecer, ellos son los vanguardistas del mundo de las tribus y no dejo de admirar su imaginación y creatividad.
La tribu reside en la frontera entre Etiopía y Sudán del Sur en una zona aislada y sin turismo debido a su ubicación, la falta de servicios y los conflictos tribales. Al no tener influencias occidentales, los Suri han creado su propio “código de belleza y moda” usando solo algunos elementos de la naturaleza. Usan colores que obtienen de rocas trituradas para pintar sus cuerpos y rostros, mientras que las flores, frutas y ramas son utilizadas como decoraciones en el cabello. El arte corporal conecta a las personas de la tribu Surma/Suri con su entorno natural; la tribu cree que todo aquél que esté conectado a su tierra vivirá una vida larga y próspera.
¿Puedes hablarnos de las motivaciones detrás de la elección creativa de hacerlas posar frente a un fondo negro?
Mi serie Tribal Muse es una colección de retratos íntimos de hermosas personas de la tribu Suri/Surma. Algunas de ellas fueron fotografiadas frente a un fondo negro para resaltar su belleza y habilidades artísticas. La idea era que el público se enfocara en la persona sin tener ningún otro tipo de distracción. Estas personas tienen un gran sentido de individualidad y creatividad, y como fotógrafa tenía que compartir sus historias—historias de creatividad y belleza, historias que van más allá de la pobreza y del miedo a los lugares desconocidos.
¿Cuál ha sido la parte más desafiante del proyecto hasta ahora?
Creo que lo más desafiante ha sido ser mujer, sobre todo viviendo en un mundo de hombres y especialmente cuando tienes que viajar a lugares tan remotos donde las guerras entre tribus siguen presentes.
¿Cómo te organizas para viajar?
Las preparaciones llevan tiempo, ya que necesitas muchísima organización y tienes que cubrir todas tus bases. Lo más importante a la hora de viajar a zonas tan remotas donde muchas tribus están armadas es tener al guía/persona correcta.
Tengo mucha suerte; la semana que entra iré por tercera vez, y tengo un guía de confianza que consiguió que me acompañe una escolta policial hasta las zonas tribales y después algunos guardias armados se quedarán conmigo por seguridad. No es un viaje fácil pero me encanta. Cargar cámaras y equipo pesado es difícil físicamente y siempre tienes que estar preparado y llevar equipo extra, comida y medicinas. Necesitas operar bajo la idea de “si algo pasa, tengo que tener esto a la mano”. Llevamos todo con nosotros; desde el agua hasta equipo de cocina, sea lo que sea, lo tenemos.
Sabemos que irás de regreso a Etiopía. ¿Puedes hablarnos un poco sobre tus planes?
Regresaré con la tribu Suri para llevarles y mostrarles las fotos que tomé de ellos. Esta vez también visitaré otras tribus, ya que esa zona de Etiopía tiene una gran diversidad étnica. Tengo una idea en mi cabeza de lo que quiero fotografiar, pero habrá que esperar y ver hasta llegar a las zonas tribales.
¿Qué esperas que la gente se lleve de Tribal Muse?
El propósito del portafolio de Tribal Muse era presentar la belleza de una manera única y convencer a las mujeres que no hay nada más hermoso que ser tú misma. Quiero desafiar la manera tradicional de ver la belleza, especialmente en las mujeres, y provocar y motivar a los espectadores a participar en conversaciones sobre el concepto de belleza. Al mismo tiempo, quiero honrar la belleza de la tribu Suri, para revelar su fuerza, sus diferencias y su orgullo.