Fotografiar animales salvajes puede ser peligroso, pero a veces vale la pena correr riesgos—si no nos crees, basta con preguntarle a Barbara Jensen Vorster. En julio de 2018, la fotógrafa de fauna se encontraba retratando a una manada de leones en Botsuana cuando una leona se robó su Canon 7D. La cámara cayó al piso por accidente, y el golpe despertó el interés del enorme animal. Por suerte, Vorster llevaba consigo una cámara de repuesto, y con ella pudo capturar el desenlace de esta historia.
Cuando la cámara tocó el piso, la leona gruñó y se acercó al grupo de Vorster, por lo que tuvieron regresar a su vehículo. “La cámara cayó con el lente hacia arriba”, recuerda la fotógrafa. “Ella la volteó sobre un costado y la tomó por el lente”. La leona la llevó entonces a donde estaban sus cachorros, quienes comenzaron a jugar con el aparato. “La arrastraron por el suelo, mordieron el parasol del lente y, afortunadamente, después de un rato se aburrieron y dejaron su nuevo juguete en paz”.
Vorster eventualmente recuperó su cámara. Aunque aún funcionaba bien, la leona dejó su sello. “Hay dos marcas de dientes enormes en los anillos de enfoque del lente y marcas pequeñas en el parasol; al final decidí no reemplazar ninguno de los dos”. La fotógrafa gastó aproximadamente £200 en arreglar la cámara, pero el costo valió la pena por las imágenes que tomó ese día. Vorster, quien describe la experiencia como “inigualable”, pone toda la situación en perspectiva: “¿Qué fotógrafo puede presumir que su lente ha estado en la boca de un león?”
La fotógrafa de fauna Barbara Jensen Vorster vivió una experiencia inigualable cuando una leona robó su cámara.
Por suerte, Vorster traía consigo una cámara de repuesto, por lo que pudo fotografiar a los adorables animales mientras jugaban con el aparato robado.
Barbara Jensen Vorster: Instagram