El fotógrafo de paisajes neerlandés Albert Dros no tuvo que visitar las colinas de Vermont o viajar a Japón para presenciar la belleza del otoño. Gracias a un clima inusual, el fotógrafo pudo apreciar los bosques otoñales cerca de su hogar en los Países Bajos, llenos de coloridas hojas caídas, en todo su esplendor.
Hace poco, Dros pasó varias horas explorando los bosques cerca de su casa, perdiéndose en la belleza de la temporada. Las fotografías resultantes de esta pequeña expedición demuestran que uno puede echar a volar la creatividad en la naturaleza. Aunque tomar fotos en el bosque puede ser complicado, todo vale la pena cuando el resultado sale según lo planeado.
“La luz cambia cada minuto, así que cada minuto hay nuevas composiciones. Básicamente estás persiguiendo la luz”, escribe Dros. “Esto, además de tener que ver a distancia las composiciones desde el teleobjetivo y buscar también posibles tomas de gran angular (algo muy complicado en el bosque) hace que sea muy desafiante”.
Desde hermosas imágenes que aprovechan los rayos del sol para crear un ambiente cálido hasta brillantes estallidos de color provenientes de las hojas rojas, amarillas y anaranjadas, el portafolio otoñal de Dros es impresionante. Elementos como la curvatura de las carreteras y el uso de un objetivo gran angular en algunos casos dan diversidad a las imágenes y muestran cómo los fotógrafos pueden ser verdaderamente creativos en un entorno forestal.