Durante su vida, el pintor armenio-ruso Ivan Konstantinovich Aivazovsky creó espectaculares paisajes marinos que capturan el brillo y belleza de las aguas turbulentas. Este artista del siglo XIX ganó reconocimiento por su impecable capacidad para recrear la cualidad plástica de los océanos, que protagonizaron más de la mitad de las 6.000 pinturas que realizó en su carrera.
Lo que hace que los paisajes de Aivazovsky destaquen sobre otras pinturas marinas es su capacidad para reproducir tanto el movimiento e intensidad del mar como su translucidez y textura, logrando plasmar tanto pequeñas olas como aguas tumultuosas con la misma eficacia. Aivazovsky también jugó con los colores para emular la luz solar que se filtra a través de las olas, lo que se traduce en un toque etéreo que acerca la obra al realismo mágico. La habilidad del pintor para plasmar hábilmente la conexión emocional que provocan las escenas marítimas continúa fascinando a académicos y aficionados al arte por igual.