Estos ideales convirtieron a Guayasamín en una figura algo controversial, pues era considerado demasiado exitoso económicamente por la izquierda radical y demasiado comunista por la aristocracia que compraba sus pinturas. Sin embargo, eso no evitó que alcanzara la fama internacional: llegó a exponer en numerosas bienales y presentó su trabajo en instituciones de talla mundial como el Museo Hermitage de San Petersburgo y el Museo de Arte Moderno de París. Aquí te presentamos la biografía de este ícono latinoamericano, así como sus series más importantes.
Inicios
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Oswaldo Guayasamín Calero nació el 6 de julio de 1919 en Quito, Ecuador. Hijo de padre quechua y madre mestiza, Guayasamín se inició en las artes a los siete años. Su padre no estaba del todo de acuerdo con su vocación, ya que esperaba que pudiera tener un mejor trabajo cuando fuese mayor; sin embargo, nunca fue buen estudiante, por lo que su padre eventualmente cedió y el joven Oswaldo ingresó a la Escuela de Bellas Artes en 1933.
En 1942, el artista dio su primera exposición individual. Entre los asistentes al evento se encontraba el político y coleccionista de arte Nelson Rockefeller, quien era en ese entonces era el encargado de Asuntos Interamericanos del Departamento de Estado de los Estados Unidos. Además de adquirir cinco de sus pinturas, Rockefeller invitó a Guayasamín a exhibir su trabajo por todo Estados Unidos. Durante sus siete meses en el país, Guayasamín visitó innumerables museos y descubrió la obra de grandes artistas como El Greco, Goya, Picasso y Velázquez, quienes tendrían una influencia importante en su trabajo posterior.
Las tres series
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Oswaldo Guayasamín fue un pintor increíblemente prolífico, y durante sus más de cinco décadas de carrera creó todo tipo de piezas, incluyendo retratos de personalidades como Fidel Castro, Pablo Neruda y Gabriel García Márquez. Sin embargo, su trabajo suele dividirse en tres grandes series de pintura: Huacayñan, La Edad de la Ira y Mientras viva siempre te recuerdo.
Huacayñán
Tras finalizar su estancia en los Estados Unidos, Guayasamín pasaría los siguientes dos años de su vida recorriendo los pueblos de Latinoamérica, desde México hasta Argentina. Su intención era conocer a profundidad las culturas y problemáticas de estos países—específicamente, las de los pueblos indígenas.
Después de esta extensa temporada de viaje nació Huacayñán. En esta serie, compuesta de 103 pinturas creadas a lo largo de seis años, el artista buscaba retratar las atrocidades a las que se veían sometidos los pueblos indígenas de todo el continente. La palabra huacayñán proviene del quechua y significa “el camino del llanto”.
La edad de la ira
En los años 60, Guayasamín iniciaría su segunda serie pictórica: La edad de la ira. En estas pinturas, el artista reflexiona sobre la violencia desmedida del siglo XX, desde las Guerras Mundiales hasta las dictaduras latinoamericanas. Usando colores como el ocre, gris, rojo y negro, el artista retrata la angustia entorno a estos eventos y da una voz a las víctimas de injusticias en el mundo.
La edad de la ira se compone de 130 pinturas; sin embargo, la serie nunca fue completada, ya que Guayasamín afirmaba que la violencia nunca termina.
Mientras viva siempre te recuerdo
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La tercera gran serie de Guayasamín tiene un significado personal. También conocida como La edad de la ternura, esta serie de pinturas está dedicada a la madre del pintor—quien siempre apoyó su carrera artística—y a todas las madres del mundo. El amor maternal es un tema predominante en estos cuadros, además del amor en pareja y la ternura y la inocencia de los niños.
El legado de Oswaldo Guayasamín
La obra de Oswaldo Guayasamín hoy puede encontrarse en todos los rincones del mundo, y no solo en los museos: existen murales suyos en sitios como el Palacio Legislativo de Ecuador, el Aeropuerto de Barajas de Madrid y la sede de la UNESCO en París.
Durante los últimos años de su vida, el artista se dio a la tarea de realizar su trabajo más importante hasta entonces: la Capilla del Hombre, que nace como un homenaje al ser humano. Con América Latina como su piedra angular, las pinturas, murales y esculturas en este espacio arquitectónico invitan a reflexionar sobre nuestra historia e identidad, así como nuestros logros y sufrimientos como humanidad.Desafortunadamente, Oswaldo Guayasamín nunca llegó a ver su obra maestra completada: el artista murió el 10 de marzo de 1999, tres años antes de su inauguración. Aún así, el museo se mantiene como un símbolo de unidad para las personas de Latinoamérica, tal como el artista hubiera deseado.
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