Fernando Botero: explora la obra del pintor latinoamericano más célebre de las últimas décadas

Fernando botero

Foto: Fotos de stock por Prometheus72/Shutterstock

En el arte latinoamericano de la segunda mitad del siglo XX, no hay figura que se compare a Fernando Botero. Este prolífico pintor colombiano –el más colombiano de todos, según el artista mismo– ha creado un estilo único que lo ha convertido en el artista vivo más expuesto y uno de los más cotizados a nivel mundial.

Su peculiar estilo, llamado ‘boterismo’, se caracteriza por figuras regordetas en diversos escenarios y situaciones; sin embargo, Botero ha señalado que él no pinta “personas gordas”, sino volumen. Este elemento, combinado con una estética colorida y amable, ha hecho que sus inolvidables piezas de arte figurativo sean reconocibles alrededor del mundo.

 

fernando botero toreros

“El Zurdo y su cuadrilla”, 1987. Museo de Antioquia, Medellín, Colombia. Foto: A.Davey (vía Flickr) (CC BY-NC-ND 2.0)

 

La infancia de Botero

El pintor Fernando Botero nació el 19 de abril de 1932 en Medellín, Colombia. Su infancia fue difícil: su padre murió cuando tenía solo 4 años, dejándolo desposeído junto con su madre –una costurera– y sus dos hermanos. Años después, su tío –quien se hizo cargo de la familia– inscribió a Botero en una escuela para toreros; sin embargo, no tardó en notar que el joven era más feliz dibujando a estos animales que enfrentándose a ellos.

En esta época, la principal inspiración de Botero era la obra de los muralistas mexicanos; en particular, admiraba el estilo dramático de Diego Rivera y José Clemente Orozco, cuya obra era muy popular en Colombia. Botero expuso sus primeras piezas en Medellín en 1948, y produjo ilustraciones para un importante diario local llamado El colombiano, con lo que pudo pagar sus estudios.

En 1951, Botero se trasladó a Bogotá, donde tuvo su primera exposición individual en la galería Leo Matiz. Con las ganancias de las piezas vendidas a esta muestra, viajó a Tolú, una pequeña ciudad de la costa del Atlántico que lo inspiró a pintar un cuadro llamado Frente al mar. Con él, participó el el Salón Nacional de Artistas, donde obtuvo el segundo lugar, y con el dinero del premio pudo pagarse un pasaje a Europa a bordo de un barco.

nuestra señora de colombia por botero

“Nuestra señora de Colombia”, 1967. Museo de Antioquia, Medellín, Colombia. Foto: A.Davey (vía Flickr) (CC BY-NC-ND 2.0)

 

La mandolina y los grandes maestros

Mientras estudiaba en la Academia de San Fernando, en Madrid, Botero dedicó sus ratos libres a explorar las obras del Museo del Prado, además de copiar pinturas y vender dibujos afuera del museo. Fue en España donde pudo apreciar realmente las obras de Goya y Velázquez, mientras que en Florencia –que visitó para estudiar en la Academia de San Marcos– encontró inspiración en Tiziano, Giotto y Botticelli. El trabajo de estos maestros lo impulsaría a desarrollar el elemento más célebre de sus obras: el volumen, o específicamente, cómo retratar volumen sobre una superficie plana; algo prácticamente ausente de las vanguardias artísticas del momento.

Poco después de su regreso a Colombia, Botero viajó a México y Nueva York, donde comenzó a definir el estilo que marcaría su carrera. El pintor apunta que su primer experimento con el volumen fue un cuadro de una mandolina con un hueco muy pequeñito y un cuerpo enorme. La pieza, con un acabado cubista, le dio una primera oportunidad de liberarse de sus influencias.

En la década de 1960, Botero, un artista desconocido en Nueva York que vendía sus obras a precios bajos para comer, tuvo su primera exposición en suelo estadounidense en el Milwaukee Art Center. Su trabajo recibió tan buenas críticas que varias galerías de Estados Unidos y Europa comenzaron a abrirle las puertas y, con ello, llegó el rotundo éxito que lo convertiría en uno de los pintores más cotizados de la actualidad.

 

Fernando Botero

Foto: Fotos de stock por Prometheus72/Shutterstock

 

Botero consagrado

En 1973, Botero se establece en Europa y comienza a producir esculturas con una estética similar a la de sus lienzos, extendiendo su imaginario a un medio tridimensional. Un año después, tuvo un accidente de tránsito que acabó con la vida de su pequeño hijo Pedro. El incidente también le hizo perder una falange de meñique derecho y lastimó tanto su mano que temió no poder volver a pintar. Aunque eventualmente se recuperó físicamente, la pérdida de su hijo afectaría profundamente el trabajo posterior del artista.

La obra de Botero es reconocida por las escenas generalmente suaves que retratan sus lienzos, pero dos hechos violentos que sacudieron al artista llegaron a su portafolio: la violencia ejercida por el cartel de Medellín a finales de los años 80 y 90, y los reportes de tortura y abuso de prisioneros en la prisión de Abu Ghraib. Este último lo llevó a crear una serie de pinturas que fueron expuestas por primera vez en 2008.

Si bien Botero ha repartido la mayor parte de su tiempo entre Mónaco, Italia y Grecia, el pintor asegura que Colombia es una parte intrínseca de su obra. “Estoy muy cerca de mi país, aunque no vaya con frecuencia, está en mi imaginación. Todos mis cuadros están hechos de Colombia, leo la prensa colombiana y estoy enterado de todo por mis amigos. Soy colombiano de pasaporte y de alma, y en los últimos años en Colombia está descendiendo la violencia, y me hace sentir optimista”, dijo en una entrevista a la agencia EFE.

Escultura de botero

Foto: Fotos de stock por unmillonedeelefantes/Shutterstock

 

Legado

Botero se considera a sí mismo el artista vivo más expuesto del mundo. Sus obras forman parte de las colecciones del MoMA de Nueva York, el Instituto Smithsoniano de Washington D.C, el Museo Reina Sofía de Madrid y el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, entre otros. Sus esculturas decoran espacios públicos y privados de todo el mundo, desde el aeropuerto de Madrid hasta un complejo de rascacielos en el centro de Singapur. Hoy en día, el mayor conjunto de obras de este pintor se encuentran el Museo Botero, ubicado en Bogotá. Este recinto, que abrió en el año 2000, exhibe 123 piezas de creadas por el artista y 85 obras de arte internacional de su colección personal.

He tenido la fortuna de vivir siempre del arte. No he tenido que hacer nada diferente y es lo que más agradezco”, le dijo a la revista Soho. A pesar de su avanzada edad, Fernando Botero continúa trabajando todos los días en su estudio. “Yo solo quiero seguir trabajando, hasta el último día de mi vida”.

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Regina Sienra

Regina Sienra es colaboradora y redactora en español para My Modern Met. Periodista y traductora originaria de la Ciudad de México. Es egresada de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde cursó la licenciatura en Ciencias de la Comunicación con especialidad en Periodismo. Su pasión por escribir sobre las artes visuales, la música, el cine, la literatura y el teatro ha dado vida a una carrera de casi 10 años en diversos medios culturales de México, Estados Unidos y Canadá.
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