La artista Bisa Butler pinta con tela. A través de espectaculares quilts contemporáneos, Butler produce enormes retratos históricos de hombres, mujeres y niños de raza negra cuyas historias han sido olvidadas o menospreciadas.
Usando una gran variedad de telas, Butler emplea un enfoque pictórico para producir sus piezas. La artista pone capas de telas como un pintor pondría capas de pigmento y une cada uno de los elementos—incluso el resalte en una nariz o el sombreado en un labio inferior. Esta meticulosa parte de su práctica artística puede llevar unas 200 horas, ya que algunos de los quilts miden más de 2 metros de largo. Una vez que los elementos están unidos, Butler usa una máquina de quilting de brazo largo para coser todo en su lugar.
Al crear sus monumentales piezas cosidas, Butler pone la historia bajo los reflectores. “Mi comunidad ha sido marginada durante cientos de años”, escribe en su declaración de artista. “Mientras que hemos estado al lado de nuestros homólogos blancos experimentando y creando historia, nuestras contribuciones y perspectivas han sido ignoradas y perdidas. Hace sólo unos pocos años se reconoció que la Casa Blanca fue construida por esclavos. Justo ahí, en la sede del poder de nuestro país, los afroamericanos estaban creando y contribuyendo mientras sus nombres se perdían en la historia.
“Mis sujetos son afroamericanos comunes y corrientes que pueden haberse sentado para un retrato familiar formal o que tal vez fueron documentados por un fotógrafo que pasaba por ahí”, explica. “Al igual que los constructores de la Casa Blanca, no tienen nombres ni pies de foto para decirnos quiénes fueron”.
A Butler le fascinan y se siente conectada con las personas de sus retratos. “Siento a estas personas; conozco estas historias porque crecí con ellas toda mi vida”, explica, al haber escuchado las historias de sus mayores sobre sus problemas y el amor incondicional hacia sus familias.
Aunque representados con telas de patrones coloridos, los retratos resaltan la tranquila dignidad de sus sujetos, ya que las figuras interactúan con los espectadores mirándolos a los ojos. “Invito a una reimaginación y un diálogo contemporáneo sobre temas antiguos, aún problemáticos en nuestra cultura, a través del reconfortante y acogedor medio del quilting. Estoy expresando lo que a mi parecer es el igual valor de todos los humanos.”