A las afueras de Kioto hay inmensos bosques de cedros plantados a lo largo de las colinas. Estos cedros de Kitayama, conocidos por ser excepcionalmente rectos y sin nudos, han sido muy demandados desde el siglo XV. Ante tal demanda y la falta de espacio, los silvicultores idearon una ingeniosa forma de cultivar más madera utilizando menos tierra. Este proceso consiste en podar mucho un cedro madre, lo que favorece el crecimiento de árboles jóvenes altos y delgados. Es como un bonsái a gran escala.
Esta técnica, conocida como daisugi, permite a los silvicultores recolectar la madera de una manera mucho más rápida. Los brotes pueden plantarse (para ayudar a poblar rápidamente un bosque) o cosecharse. Hay técnicas similares que se remontan a la antigua Roma, que se llamaba pollarding, y en toda Europa (sobre todo en Gran Bretaña) donde se llama coppicing. El resultado es un cedro esbelto, flexible y denso a la vez, lo que lo convierte en la opción perfecta para techos y vigas de madera tradicionales. Los cedros de daisugi pueden cosecharse cada 20 años y, dado que el árbol base dura cientos de años, se puede cosechar mucha madera de un solo árbol.
Aunque 20 años pueden parecer mucho tiempo, en realidad es un periodo corto en comparación con lo que tardan en crecer los cedros de Kitayama tradicionales. Para mantener los árboles sin nudos, los trabajadores suben a los largos troncos cada tres o cuatro años y podan cuidadosamente las ramas que se desarrollan. Al cabo de unos 30 años, se acaba cortando un solo árbol. Este tipo de cedro, algo más grueso que el daisugi, tiene varios usos.
Tradicionalmente, las piezas de madera lisas y estéticas se utilizaban como pilares principales en una alcoba llamada tokonoma. Estas alcobas, que aparecieron por primera vez en el siglo XV durante el periodo Muromachi, se utilizaban para exponer objetos artísticos como ikebana o pergaminos. También ocupan un lugar destacado en las casas de té de Kioto y se dice que fue el preeminente maestro de té de Kioto, Sen-no-rikyu, quien exigió la perfección en el cedro de Kitayama durante el siglo XVI.
Aunque el uso del cedro de Kitayama en estas alcobas tradicionales está disminuyendo debido a los nuevos desarrollos en la arquitectura japonesa, esta madera tan apreciada se sigue utilizando para todo, desde palillos hasta muebles.
El cedro de Kitayama en Japón es un árbol alto y recto que es cultivado cuidadosamente para que crezca sin nudos.
Los silvicultores utilizan una técnica desarrollada en el siglo XV para obtener aún más madera.
Llamado daisugi, este método requiere podar un árbol como si fuera un bonsái para poder cosechar múltiples retoños.
El cedro es especialmente importante en la arquitectura tradicional, donde suele utilizarse como poste en las alcobas llamadas tokonoma.
h/t: [Japan Times, Earth Buddies]
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