La vida de Leonora Carrington es tan fascinante como su obra. Pintora, escultora y escritora con un interés por la magia, el folklore y el ocultismo, Carrington se adelantó a su tiempo rompiendo no solo con las reglas sociales impuestas a una mujer de la primera mitad siglo XX, sino también desafiando a las grandes figuras del surrealismo con sus decididas opiniones, talento infinito y espíritu inquebrantable.
Nacida en Inglaterra pero naturalizada mexicana, Leonora Carrington es celebrada por su expansivo imaginario y su exquisito cuerpo de trabajo plagado de composiciones oníricas. “[Carrington] creó un panteón de temas que transmiten su interés en lo sagrado, uno que no está vinculado a una religión o cultura específica, y su presencia en los rincones íntimos de nuestras psiques”, afirma el Museo de Arte Moderno de Nueva York.
¿Quién era Leonora Carrington?
Leonora Carrington nació el 6 de abril 1917 en Clayton Green, Lancashire, en el noroeste de Inglaterra, en una familia de clase alta. Cuando era pequeña disfrutaba de las historias tradicionales irlandesas, así como los libros de Lewis Carroll y Beatrix Potter. Su padre estaba en contra de que hiciera una carrera en las artes, pero con el apoyo de su madre, Carrington logró ser enviada a estudiar en un internado en Florencia, donde vio de primera mano la obra de los grandes maestros italianos.
A su regreso al Reino Unido se estableció en Londres, donde en 1936 asistió a la primera exposición surrealista que abrió en Inglaterra. Fue ahí donde descubrió—y quedó fascinada con—la de obra Max Ernst, a quien conoció en una cena un año después. Este evento marcó el quiebre final con su familia, y a los 20 años se mudó a París con Ernst, quien era 26 años mayor que ella.
Fue en París donde Leonora Carrington se acercó al círculo surrealista de Pablo Picasso, Salvador Dalí y André Breton. Sin embargo, la artista remarcó que aunque eran revolucionarios, los surrealistas tenían ideas bastante retrógradas sobre las mujeres: para ellos, las mujeres involucradas en el movimiento solo eran musas en potencia. “No tuve tiempo de ser la musa de nadie… Estaba demasiado ocupada rebelándome contra mi familia y aprendiendo a ser una artista”.
Ver esta publicación en Instagram
Carrington y Ernst se mudaron a Provenza, donde la artista incursionó en la escritura con historias salpicadas de elementos autobiográficos y surrealistas. Sin embargo, la subida al poder de los nazis puso fin a su tiempo en el sur de Francia; Ernst fue arrestado, y Carrington huyó a España. Tras sufrir un colapso nervioso, la artista fue internada en un hospital psiquiátrico de Santander, donde fue sometida a un tortuoso tratamiento.
Tiempo después, su padre ordenó que la artista fuera enviada a otro sanatorio, esta vez en Sudáfrica. Mientras esperaba el barco que la llevaría a su nuevo destino desde Lisboa, Leonora Carrington escapó en un taxi a la embajada de México, donde se encontraba Renato Leduc, un diplomático amigo suyo al que había conocido en París. Así, ambos establecieron un matrimonio por conveniencia y, como esposa de un diplomático, pudo escapar a Nueva York.
Leonora Carrington en México
Leonora Carrington llegó a México en 1942, y se enamoró inmediatamente de la escena artística mexicana. Con un interés perenne por lo místico y lo sagrado, la artista encontró una nueva fuente de inspiración en los imaginarios de la cultura mexica y maya. En México también estableció vínculos con otros artistas e intelectuales europeos que habían escapado de los horrores de la Segunda Guerra Mundial.
Entre este círculo destaca su muy querida amiga, la pintora española Remedios Varo, con quien compartió una visión onírica que corre por los lienzos de ambas artistas. Así mismo, conoció a su segundo esposo: Emérico “Chiki” Weisz, un fotógrafo húngaro que trabajó con Robert Capa. Weisz y Carrington tuvieron dos hijos, y estuvieron juntos hasta la muerte del fotógrafo en 2007, a la edad de 95 años.
Ver esta publicación en Instagram
El buen recibimiento de su obra por el público mexicano durante la década de 1950 y 1960 le valió recibir una comisión para pintar El mundo mágico de los mayas (1964), un mural el Museo Nacional de Antropología de la Ciudad de México. Comprometida fuertemente con sus ideales, Carrington también fue una figura clave del Movimiento de Liberación Femenina de México en la década de 1970.
“Uno no decide pintar. Es como tener hambre e ir a la cocina a comer. Es una necesidad, no una elección”, le dijo a The Guardian en 2006. A lo largo de su carrera produjo decenas de pinturas y esculturas. A pesar de su avanzada edad, la artista seguía trabajando mientras atendía sus labores en casa. Leonora Carrington murió en 2011 a los 94 años, por lo que algunos la consideran la última de los surrealistas.
Legado
“Uno de los aspectos extraordinarios del trabajo de Leonora es cómo parte de tantas inspiraciones diferentes, desde las leyendas celtas que aprendió de su niñera, a través de las limitaciones de su educación de clase alta, hasta el surrealismo de París en la década de 1930, y luego a la magia de México”, le dijo Matthew Gale, curador del Tate Modern, a The Guardian.
Hoy en día, las obras de Leonora Carrington forman parte de las colecciones del MoMa de Nueva York, la Tate Gallery en Londres, la colección Peggy Guggenheim en Venecia y el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México. Además, las esculturas de cobre que produjo en las últimas décadas de su carrera iluminan el paisaje urbano de varias ciudades mexicanas, entre las que destaca el Cocodrilo, que decora el Paseo de la Reforma, una de las avenidas principales de la Ciudad de México. En 2018 abrió el Museo Leonora Carrington, un espacio dedicado a su obra. Esta institución tiene sedes en Xilitla y la ciudad de San Luis, en México.
Artículos relacionados:
12 Pintores mexicanos que todo amante del arte debe conocer
Remedios Varo: La pintora inconforme que le dio un giro al surrealismo
10 Pintoras famosas que todo amante del arte debe conocer
Georgia O’Keeffe: La pionera del arte que ayudó a reinventar la pintura de flores
Frida Kahlo: la historia y el simbolismo detrás de 5 de sus pinturas más famosas