Los cazadores de tormentas viven para experimentar la belleza del clima intenso. El fotógrafo Mike Olbinski no es la excepción. Su amor por el clima comenzó a una edad temprana y, de hecho, fue este amor el que le inspiró a tomar una cámara. Ahora, es fotógrafo profesional de bodas y retratos mientras sigue persiguiendo tormentas cada vez que puede. Recientemente, su duro trabajo dio sus frutos cuando fue recompensado con un inusual microrreventón cuádruple.
Según el Servicio Meteorológico Nacional de Estados Unidos, un microrreventón es una “columna localizada de aire que se hunde (corriente descendente) dentro de una tormenta”. Estos microrreventones pueden ser secos o húmedos, con una alta concentración de precipitación, y pueden causar muchos daños donde tocan tierra. Lo que Oblinski presenció fueron cuatro columnas claras de precipitación que salían disparadas hacia la Tierra, una escena muy poco común. El fotógrafo se encontraba en una excursión en busca de tormentas con dos invitados y un asistente cuando presenciaron el evento.
“El microrreventón fue una sorpresa para nosotros. He visto muchos en Arizona, pero siempre se trata de un solo reventón o columna de lluvia”, explica Oblinski a My Modern Met. “Esto era otra cosa. Tuvimos dos durante unos minutos y su aspecto era irreal, y luego nos dimos cuenta rápidamente de que el lado derecho de la tormenta estaba empezando a caer también y, de repente, ante nosotros estaban estas cuatro enormes columnas de lluvia y granizo cayendo, todas claramente separadas, lo que era irreal”.
El avistamiento fue una gran manera de terminar el día, que hasta ese momento había sido bastante tranquilo. De hecho, el grupo iba de camino al hotel cuando vio cómo empezaba a desarrollarse la tormenta cerca de Andrews, Texas. Así, decidieron ponerse delante de la tormenta para ver qué pasaba cuando apareciera el microrreventón.
“Éramos los únicos cazadores de tormentas allí—lo cual es raro—así que nuestras fotos y videos en cámara rápida fueron lo único que lo captaron”, recuerda Oblinski. “Fue una sensación increíble. Pero más allá de eso, el mero hecho de estar allí, viendo cómo se desarrollaba, fue mágico. Fue una sensación de euforia. Por eso perseguimos tormentas, para ver cosas así”.