El rostro de la Ciudad de México no sería el mismo sin la huella de Teodoro González de León. Este arquitecto, pintor y escultor mexicano, conocido por combinar el modernismo con el legado prehispánico, es un pilar de la arquitectura mexicana del siglo XX. Su destreza con el concreto y sus diseños monumentales hicieron de su arquitectura un fenómeno cultural, uno que puso a prueba los límites del espacio público al replantear el vínculo entre un edificio y sus ocupantes.
¿Quién fue Teodoro González de León?
Teodoro González de León nació el 29 de mayo de 1926 en la Ciudad de México. Pasó sus años formativos en el barrio de San Ángel, y en 1942 ingresó a la Escuela Nacional de Arquitectura. Durante su paso por la Universidad Nacional Autónoma de México, ganó el concurso para diseñar el nuevo campus de Ciudad Universitaria junto con Armando Franco y Enrique Molinar. Muchas de sus ideas fueron incorporadas a los planos finales.
En 1947, González de León consiguió una beca del gobierno francés para trabajar por 18 meses en el taller de Le Corbusier. Ahí laboró como dibujante y participó en los equipos de trabajo para la Unité d’Habitation de Marsella, un proyecto de vivienda pública de la posguerra que definiría su relación con el concreto aparente. A su regreso a México, sus primeros proyectos se enfocaron en el urbanismo y vivienda popular, antes de dedicarse de lleno a grandes proyectos de edificios tanto públicos como privados.
El maestro del concreto
Además de su ingenioso uso del concreto—por el que algunos autores lo han definido como un arquitecto brutalista—las obras de Teodoro González de León también destacan por la incorporación de patios como símbolo de encuentro y circulación entre quienes utilizan cada edificio. Aunque mantuvo elementos consistentes a lo largo de su carrera, con el paso del tiempo sus formas se volvieron más abstractas y le abrió las puertas a otros materiales, como el vidrio.
“Las ciudades se deben al azar, el diseño, el tiempo y la memoria. En otras palabras: son obra de la gente, regulada por el gobierno, modificada por el tiempo y preservada por la memoria”, dijo González de León en su discurso de ingreso al Colegio Nacional en 1989. “Las buenas ciudades resultan de un equilibrio entre esos cuatro factores: en ellas, el orden del diseño propicia la libertad, y la memoria urbana de sus habitantes actúa para corregir y, llegado el caso, aprovechar los efectos del tiempo”.
Teodoro González de León falleció el 16 de septiembre de 2016 a la edad de 90 años. Trabajó hasta el final de su vida: dedicó sus últimos meses de vida a supervisar la obra de la Torre Manacar, ubicada en la avenida Insurgentes, la principal arteria de la capital mexicana. Su legado podría resumirse en un profundo compromiso por la modernidad sin dejarse limitar por el nacionalismo, dejando en cambio que su origen mexicano hablase en detalles que alimentan y auxilian a una composición mayor.
Estas son algunas de las obras más importantes de Teodoro González de León:
Colegio de México (1976)
Construido en colaboración con el despacho de Abraham Zabludovsky, este centro educativo ubicado al sur de la Ciudad de México destaca por su estructura escultural que saca provecho a la iluminación natural y propone el uso del patio como espacio de intercambio y movimiento.
Museo Tamayo (1981)
Este recinto cultural, diseñado para albergar la colección de arte contemporáneo del pintor Rufino Tamayo, se integra orgánicamente con su entorno. Sus simples líneas exteriores esconden un interior espacioso e iluminado. También fue diseñado junto con Abraham Zabludovsky.
Remodelación del Auditorio Nacional (1992)
Aunque González de León no tuvo nada que ver con el diseño original (el Auditorio Nacional fue construido en 1952), el arquitecto se encargó de llevarlo al siglo XXI, incorporando estructuras monumentales de concreto aparente y creando un espacio de reunión en las icónicas escalinatas del recinto.
Embajada de México en Berlín (2000)
Si bien la gran mayoría de las obras de Teodoro González de León se concentran en la Ciudad de México, el arquitecto concibió algunas sedes diplomáticas, entre la que destaca la embajada de México en Berlín. Diseñada en colaboración con Francisco Serrano, este edificio busca expresar la identidad de México como un país joven mezclado con culturas milenarias.
Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC) (2008)
Este espectacular museo, ubicado en los terrenos de la Universidad Nacional Autónoma de México, es el mejor ejemplo de la última fase en la carrera de González de León, en la que experimentó con nuevos materiales—específicamente, el vidrio. El arquitecto también rediseñó los caminos entre los edificios circundantes para hacerlos más accesibles a los peatones.
Torre Virreyes (2014)
Este complejo de oficinas al poniente de la capital mexicana confirmó a González de León como un arquitecto con soluciones brillantes. Para hacer frente a un estrecho terreno de construcción, González de León diseñó una torre de 130 metros de altura que crece de forma inversa. Además, el edificio cuenta con certificación LEED Platino, otorgada a edificios sostenibles con medidas de ahorro, eficiencia y energías renovables.
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