Recientemente, países de todo el mundo han comenzado a reevaluar la cultura laboral tradicional que se ha apoderado de la sociedad occidental. Varias naciones ya han probado las ventajas de una semana laboral de cuatro días y políticas como el “derecho a desconectarse“. Ante los grandes resultados que estas iniciativas han dado, la gente en cada vez más regiones ha querido probar los beneficios de primera mano. Bélgica es el último país en optar por una semana laboral de cuatro días con este nuevo estilo de empleo que facilita un equilibrio entre el trabajo y la vida personal. Sin embargo, en lugar de reducir las horas de trabajo de los empleados en general, el modelo belga simplemente condensa la semana laboral tradicional de 38 a 40 horas de cinco días a cuatro.
Las reformas del mercado laboral fueron acordadas por el nuevo gobierno de coalición multipartidista de Bélgica, encabezado por el primer ministro Alexander de Croo. “Hemos vivido dos años difíciles”, de Croo explicó durante una conferencia de prensa en la que anunció los cambios. “Con este acuerdo, establecemos un faro para una economía más innovadora, sostenible y digital. El objetivo es poder fortalecer a las personas y las empresas”.
El único inconveniente es que los empleados tendrían que trabajar más horas cada día para ganar el día libre adicional y mantener el mismo sueldo. Pero, en el lado positivo, la nueva política incluye el derecho a desconectarse, lo que en realidad otorga a los trabajadores el derecho legal de ignorar a sus jefes una vez que están fuera del horario laboral. De hecho, los empleados pueden apagar los dispositivos de trabajo e ignorar cualquier mensaje relacionado con el trabajo que se envíe fuera del horario laboral sin temor a represalias por parte de sus empleadores. Las nuevas reformas también proporcionarían protecciones legales más sólidas para los trabajadores en plataformas como Uber y Deliveroo, y delinearían reglas más claras para definir quién es y quién no se considera trabajador freelance. Sin embargo, la ley no pondría restricciones a quien quiera trabajar por cuenta propia, sino que daría más protección y autonomía a los trabajadores freelance.
Una vez que las leyes entren en vigencia, los empleados de tiempo completo tendrán la oportunidad de solicitar una semana laboral de cuatro días durante un periodo de seis meses. Una vez que finalice el tiempo asignado, pueden optar por mantener el horario de cuatro días o volver a una semana laboral de cinco días sin ninguna repercusión negativa. “Esto tiene que hacerse a petición del empleado, y el empleador debe dar razones sólidas para cualquier negativa”, explicó el ministro de Trabajo belga, Pierre-Yves Dermagne. A los empleados también se les permitirá la flexibilidad de solicitar horarios de trabajo variables dentro del modelo elegido.
En la práctica, la nueva legislación se aplicará a todos los empleadores con más de 20 empleados. Pero por ahora, ninguna de estas medidas tendrá efecto todavía. El proyecto de ley tiene que pasar por varias lecturas por parte de los legisladores federales antes de que pueda ser adoptado oficialmente. De hecho, podrían pasar meses hasta que las reformas se conviertan en ley. Sin embargo, para muchos trabajadores belgas, esta iniciativa sigue siendo un paso en la dirección correcta. Y mientras tanto, el mundo espera para ver quién será el próximo en unirse al cambio cultural a una semana laboral de cuatro días.
Bélgica se une a los países que han implementado una semana laboral de cuatro días.
h/t: [Euronews]
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