Cada primavera, las calles de Valencia se transforman en un museo de proporciones gigantescas. Del 1 al 19 de marzo, la ciudad se vuelca en las celebraciones de las Fallas, una fiesta que celebra la belleza de lo efímero a través del arte, la sátira y el fuego.
Las Fallas de Valencia forman parte de la lista de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO y atraen a cientos de miles de visitantes cada año. Pero, ¿qué tanto sabes sobre estas famosas fiestas?
¿Qué son las Fallas de Valencia?
Las Fallas son una serie de fiestas que tienen lugar del 1 al 19 de marzo en Valencia. La celebración ocurre en el marco del Día de San José, el santo patrono de uno de los gremios más importantes de la ciudad: el de los carpinteros. Uno de los aspectos más famosos de estas fiestas es que la ciudad se llena de fallas, esculturas monumentales compuestas de figuras de cartón piedra llamadas ninots. Los monumentos falleros a menudo tienen un fin satírico y pueden medir entre tres y 20 metros de altura.
La palabra valenciana falla viene del latín “facula”, que significa antorcha. Y es que el fuego tiene un papel protagónico en esta celebración: en el último día de las fiestas se prende fuego a todas las fallas, transformando a las esculturas en enormes hogueras que arden por toda la ciudad.
El origen de las Fallas
Existen muchas versiones del origen de la fiesta de las Fallas. Una de las más populares es que, en vísperas de la fiesta de San José, era común que los carpinteros quemaran piezas de madera a la puerta de sus talleres para celebrar el fin del invierno. Estas piezas de madera (o parots) eventualmente serían reemplazadas por trastos viejos y harapos, dándole la forma humana que hoy caracteriza a los ninots.
Otra teoría sitúa su origen en las celebraciones paganas de los equinoccios y solsticios, durante las cuales era común encender hogueras. Eso explicaría por qué las fiestas de san Juan y san José—que coinciden con el solsticio de verano y el equinoccio de primavera, respectivamente—involucran hogueras.
La celebración de la fiesta de San José ganó fuerza en el siglo XIX, hasta que el 1901 el Ayuntamiento de Valencia premió al primer monumento fallero. A partir de entonces, varios escultores, carpinteros y artistas empezarían a dedicarse exclusivamente a la creación de fallas artísticas, dando origen a las enormes y espectaculares fallas que vemos hoy.
La fiesta
La celebración de las Fallas inicia el 1 de marzo con una mascletá, un espectáculo de petardos de una gran potencia sonora. La mascletá se repite todos los días en la Plaza del Ayuntamiento hasta el final de las fiestas, y para realizarla se utilizan hasta 120 kilos de pólvora al día. Las explosiones suelen durar entre 5 y 7 minutos y pueden llegar a los 120 decibeles.
Los días antes del 16 de marzo son los más ocupados para los falleros. Es entonces cuando ocurre la plantá, o el montaje de las esculturas monumentales en las calles de la ciudad. Las fallas infantiles –es decir, las más pequeñas– y grandes deben de estar terminadas antes de las 8 de mañana, hora a la que el jurado llega a evaluar la obra. Si está incompleta, la falla es descalificada. El jurado premia a las mejores fallas y elige al ninot indultado, que será salvado de las llamas para ser expuesto en la colección del Museo Fallero.
Entre el 17 y 18 de marzo, cada comisión fallera realiza una ofrenda a la Virgen de los Desamparados, patrona de la Comunidad Valenciana. Los falleros llevan ramos de flores que se utilizan para formar el manto de 15 metros de altura de la Virgen.
Al llegar la noche del 19 de marzo, todas las fallas deben quemarse. Este evento se conoce como la Cremá, y representa el acto de clausura de las festividades. Se empieza por los monumentos infantiles, seguidos por los monumentos grandes; la falla galardonada con el primer premio se guarda para el final. La falla del Ayuntamiento es la última en quemarse, dando fin a esta fascinante celebración.
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