El Hospicio Cabañas, ubicado en la ciudad de Guadalajara, ha sido testigo de los grandes cambios de la historia de México, pero su propio pasado es aún más fascinante. De albergue para los necesitados a cuartel militar y, recientemente, a institución cultural, este recinto combina arquitectura neoclásica con el impulso moderno del siglo XX, que cobra vida a través de los majestuosos murales del pintor José Clemente Orozco.
Este recinto fue diseñado por el célebre arquitecto español Manuel Tolsá (1757-1816) –quien concluyó la construcción de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México y creó otros edificios del centro de la capital mexicana– por encargo del Juan Cruz Ruiz de Cabañas y Crespo, un obispo que en 1796 tuvo la idea de construir un hogar para niños huérfanos. Eventualmente, Cabañas ampliaría su misión para recibir y asistir a ancianos, enfermos y personas desamparadas.
Tolsá se inspiró en el Hôtel des Invalides de París y El Escorial a las afueras de Madrid para diseñar este enorme recinto. El Hospicio Cabañas, que ocupa un terreno rectangular de 164 por 145 metros, destaca por su diseño sencillo pero funcional y su balance entre espacios al aire libre y edificios. “El conjunto arquitectónico es único en su género porque, a diferencia de los centros análogos de su época, presenta una serie de elementos absolutamente originales, especialmente concebidos para satisfacer las necesidades de los asilados”, señala la UNESCO.
Debido al tumultuoso periodo en el que fue construido, el Hospicio Cabañas sirvió su propósito principal de forma intermitente. En 1810, abrió sus puertas con el nombre de “La Casa de Caridad y Misericordia“; sin embargo, la Guerra de Independencia estalló unos meses después, por lo que fue convertido en cuartel militar por algunos años. Con la separación de la Iglesia y el Estado en 1857, el edificio se convirtió en propiedad de la nación, y en 1874 la administración pasó a manos del gobierno.
Los murales de José Clemente Orozco
En 1937, el pintor jalisciense José Clemente Orozco –uno de los grandes exponentes del muralismo mexicano junto con Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros– fue invitado a pintar la capilla del inmueble, dando origen a una extraordinaria colección de 57 murales que conforman la joya de la corona del Hospicio Cabañas y que hoy son consideradas obras maestras del arte latinoamericano.
Pintadas entre septiembre de 1937 y marzo de 1939, las piezas abordan temas como ritos prehistóricos, las raíces culturales de los pueblos indígenas de la región, la opresión ejercida por los conquistadores españoles y la lucha independentista de México. Orozco, un pintor comprometido con las causas sociales, es recordado por su estilo dinámico con tendencias dramáticas. En los murales del Hospicio Cabañas se puede apreciar la influencia que tuvieron los eventos que el pintor presenció durante su vida, como la Revolución mexicana, la Gran Depresión, y la guerra civil española.
Entre estos frescos destaca El hombre en llamas, pintado en la cúpula de la capilla. Este mural de 11 metros de largo sintetiza las ideas y sentimientos de Orozco, planteando el dolor y la violencia como hilos conductores de la historia de la humanidad.
El Hospicio Cabañas hoy
En 1980, el Hospicio Cabañas cambió de giro para dedicarse de lleno a la promoción y difusión de la cultura. Los niños que aún habitaban el edificio fueron trasladados a un nuevo hogar y el inmueble fue renovado para convertirlo en un espacio dedicado a las artes. Así, tres años después, abrió sus puertas con el nombre de Instituto Cultural Cabañas.
Además de los espectaculares murales de José Clemente Orozco, el Hospicio Cabañas alberga una parte de la colección de artes populares del pintor Roberto Montenegro, así como una serie de obras del artista de origen alemán Mathias Goeritz. Este museo también aloja exposiciones temporales, ofrece talleres creativos y cuenta con una extraordinaria Biblioteca de Artes y Museografía que está a disposición de los investigadores de estas disciplinas.
Gracias a su diseño arquitectónico, singular historia y magníficos murales, el Hospicio Cabañas fue incorporado a la lista de Patrimonio Cultural de la Humanidad de la UNESCO en 1997. Hoy en día es considerado no solo el museo más importante de Guadalajara, sino uno de los espacios culturales más importantes de México.
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