Es innegable que la misteriosa Mona Lisa ha cautivado al mundo por varios siglos. Una pieza clave de la obra del maestro italiano Leonardo da Vinci y un excelente ejemplo de pintura del Alto Renacimiento, esta pintura se ha convertido en una de las obras de arte más reconocidas en el mundo.
La icónica pintura al óleo ha estado en el Museo del Louvre en París desde 1804. Cada año, millones de visitantes visitan la sala del museo que la alberga, esperando su oportunidad para tomar una foto de la obra de arte más famosa de Leonardo. Con su hipnótica mirada y misteriosa sonrisa, la Mona Lisa no ha dejado de encantar al público desde su creación en a principios del siglo XVI.
Conocida tanto por su curiosa iconografía como su historia única, la Mona Lisa ocupa un lugar especial en la historia del arte. Aquí exploraremos estos aspectos de la pintura para contestar una pregunta: ¿por qué es tan famosa la Mona Lisa?
¿Qué es la Mona Lisa?
La Mona Lisa es una pintura al óleo del artista, inventor y escritor italiano Leonardo da Vinci. Probablemente completada en el año 1506, la pieza muestra el retrato de una mujer sentada frente a un paisaje imaginario.
Además de ser una de las obras de arte más famosas del mundo, también es la más cara. Localizada permanentemente en el Museo del Louvre, hoy la pieza está valuada en unos 800 millones de dólares.
¿Quién es la Mona Lisa?
Presentada de manera similar a las representaciones renacentistas de la Virgen María, el cuadro muestra una figura femenina de la cintura para arriba—se cree que se trata de Lisa Gherardini, la esposa del comerciante de telas y seda Francesco Giocondo. La mujer está sentada en una loggia, una habitación con al menos un lado abierto.
Detrás de ella vemos un paisaje borroso e solitario imaginado por el artista y pintado usando la técnica del sfumato, que resulta en formas “sin líneas o bordes, como si estuvieran rodeadas de humo o más allá del plano focal”.
La figura aparece sentada con los brazos cruzados mientras ve hacia el espectador y parece sonreír suavemente—una característica que ha resultado especialmente llamativa a lo largo de los siglos. La naturaleza ambigua de esta sonrisa hace que la icónica pintura sea aún más enigmática, invitando al público a especular tanto sobre la musa como de la intención del artista.
Su mirada es otro aspecto fascinante de la composición. Muchos creen que sus ojos te siguen sin importar en dónde te encuentres en la habitación, por lo que en lugar de ser un simple objeto para mirar se convierte en una parte activa de la contemplación. Sin embargo, aunque parezca que su mirada te sigue, según investigadores alemanes el “efecto Mona Lisa” no ocurre en la pintura. De hecho, los investigadores afirman que la mirada de la mujer siempre está a unos 15 grados a tu derecha, así que mira más bien tu oreja, no tus ojos. Sea cual sea el caso—percibido o real—su expresión ambigua ayuda a explicar el éxito perenne de la Mona Lisa.
Además de su apariencia misteriosa, su expresión ha resonado con fuerza entre los historiadores de arte por su posible simbolismo, ya que muchos creen que se trata de una ingeniosa “representación visual de la idea de felicidad sugerida por la palabra ‘gioconda' en italiano”.