Desde su creación en el siglo XV, La última cena de Leonardo da Vinci ha cautivado al público por su impresionante tamaño, composición única y atmósfera enigmática. Con el paso de los años, este enorme mural se ha convertido en una de las pinturas más famosas de la historia del arte.
Aquí echaremos un vistazo a esta obra de arte mundialmente famosa, exploraremos su historia y desentrañaremos las características que la han definido a lo largo de los siglos.
Antecedentes
Leonardo da Vinci nació en la localidad de Vinci, Italia, en 1452. Inició su formación artística a los 15 años como aprendiz en el taller del prestigioso artista Andrea del Verrocchio. Su talento pronto llamó la atención de las élites en Milán, Roma, Florencia y Venecia, y pasó gran parte de su vida trabajando bajo el mecenazgo de papas, duques y reyes.
A lo largo de su vida, Da Vinci destacó en numerosas disciplinas, entre ellas la ingeniería, la filosofía, la arquitectura y el urbanismo. Sin embargo, es particularmente famoso por su faceta como artista. Durante el Renacimiento italiano, Da Vinci produjo numerosas pinturas, diagramas e ilustraciones con un especial énfasis en el estudio anatómico de sus sujetos. Si bien su portafolio es relativamente pequeño, hay tres creaciones que destacan sobre el resto: la Mona Lisa (un retrato pintado), el Hombre de Vitruvio (un dibujo científico), y La última cena (fresco bíblico).
La pintura
En 1495, Leonardo da Vinci fue comisionado por Ludovico Sforza —el duque de Milán y patrono del artista por un largo periodo tiempo— para pintar un mural de 4.6 m x 8.8 m para el convento dominico de Santa Maria delle Grazie en Milán como parte de un proyecto de renovación.
Específicamente, Sforza le pidió a Da Vinci que retratara la última cena de Jesús como se describe en el Evangelio de Juan en el Nuevo Testamento de la Biblia. Al igual que otras representaciones de este conocido evento, el pintor retrató a Jesús y sus doce apóstoles en una mesa. Sin embargo, a diferencia de obras similares, Da Vinci optó por ilustrar el momento en que Jesús le anuncia a sus seguidores que uno de ellos lo traicionará, poniendo gran parte del enfoque de la pintura en las reacciones de cada una de las figuras.
“Leonardo imaginó, y ha logrado expresar, el deseo que ha entrado en la mente de los apóstoles de saber quién está traicionando a su Maestro”, escribió el autor e historiador Georgio Vasari en Las vidas de los más excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos. “Entonces, en los rostros de cada uno, se puede ver amor, miedo, indignación o pena por no poder entender el significado de Cristo; y esto provoca una sorpresa comparable al obstinado odio y la traición que se ven en Judas”.
¿Quién es quién?
Da Vinci organizó a los apóstoles en grupos de tres, un número representativo de la Santísima Trinidad.
Bartolomé (1), Santiago el Menor (2) y Andrés (3)
En el primer grupo, Bartolomé, Santiago el Menor y Andrés miran fijamente a Jesús, y lucen sorprendidos con la revelación de su maestro.
Judas Iscariote (4), Simón Pedro (5) y Juan (6)
En el segundo grupo, Simón Pedro aparece enojado, Juan desvía la mirada con tristeza, y Judas Iscariote —el apóstol que planea traicionar a Jesús— parece sorprendido de que Jesús haya descubierto su plan.
Jesús (7), Tomás (8), Santiago el Mayor (9) y Felipe (10)
El siguiente grupo incluye a Tomás, Santiago el Mayor y Felipe, quienes miran a su maestro con incredulidad.
Mateo (11), Judas Tadeo (12) y Simón Zelote (13)
Finalmente, Mateo, Judas Tadeo y Simón Zelote discuten entre ellos para tratar de dar sentido a las noticias que les ha dado Jesús.
Técnica
Para crear La última cena, Leonardo da Vinci dejó de lado la técnica tradicional de pintura del buon fresco, donde se realiza la obra sobre yeso húmedo, a favor del método secco o “seco”.
Conocido por su hábito de procrastinación y su ambiciosa lista de tareas pendientes, Da Vinci apreció el hecho de que trabajar con yeso seco le permitiría tomarse su tiempo y no preocuparse por que el material se secara. Usando este método, el pintor pudo agregar muchos detalles y emplear sus técnicas de pintura exclusivas, incluyendo los llamativos contrastes de sombras (claroscuro), sombras borrosas (sfumato), y el uso de la perspectiva lineal de un punto.
Sin embargo, los frescos al secco son muy delicados, y La última cena se ha deteriorado sustancialmente desde que fue completada en 1498. Debido a esto, ha sido restaurado en numerosas ocasiones, culminando en una pintura que probablemente presenta muy pocas pinceladas originales del artista.
Legado
En la cultura popular, La última cena de Leonardo da Vinci es particularmente famosa por los misterios que la rodean. En el libro The Templar Revelation, los autores Lynn Picknett y Clive Prince afirman que la figura que se cree que es Juan es en realidad María Magdalena, una mujer que aparece en los evangelios. Esta teoría se explora más a fondo en The Da Vinci Code de Dan Brown.
Además, el músico italiano Giovanni Maria Pala cree que ha descubierto notas musicales ocultas en la composición. Cuando son tocadas, producen una pieza que Pala afirma que “suena como un réquiem”.
En el contexto de la historia del arte, La última cena es vista como una de las obras maestras más importantes de todos los tiempos. Además de su composición equilibrada y perspectiva avanzada, es reconocida por el naturalismo de sus figuras y la forma, según el propio Leonardo, de que “el espectador puede reconocer fácilmente, por medio de sus actitudes, el propósito en sus mentes”.
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