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Conocida como la “abuela de la performance“, Marina Abramović es una leyenda viva con una carrera que abarca más de 60 años. Al inicio de su carrera, en los años 70, cambió la percepción de las artes performativas e invitó al público a cuestionar lo que puede considerarse arte. La artista serbia-estadounidense considera que el cuerpo humano es el “punto de partida de cualquier desarrollo espiritual”. Durante sus controvertidos experimentos, Abramović a menudo se pone en situaciones intensas y peligrosas para explorar una variedad de temas, incluyendo la mente, la cultura humana, la pureza y el control.
Sigue hacia abajo para conocer algunas de las performances más impactantes de esta pionera de las artes performativas.
Descubre 6 performances de Marina Abramović que siguen fascinando al mundo.
Rhythm 0, 1974
Tal vez la performance más importante de su carrera, Rhythm 0 convirtió a Abramović en una celebridad en el mundo del arte. La performance tuvo lugar en Nápoles en 1994. Abramović se instaló en una habitación con 72 objetos en una mesa y una leyenda que decía “yo soy el objeto” y “durante este periodo asumo toda la responsabilidad”. La artista invitó a los espectadores a usar los objetos sobre su cuerpo de la manera que quisieran, cediendo por completo el control. Entre ellos había objetos inofensivos como una rosa, una pluma, perfume, miel y uvas, al igual que otros mucho más peligrosos como tijeras, un bisturí, clavos, una barra de metal y una pistola cargada con una bala. La performance duró 6 horas, durante las cuales los miembros del público se volvieron cada vez más agresivos. Según Abramović: “Lo que aprendí fue… que si le das libertad al público, pueden matarte”.
Rhythm 0 forma parte de la serie Rhythm, donde Abramović se enfrentó al dolor físico en varias performances diferentes.
Rhythm 5, 1974
Rhythm 5, una de las primeras (y más profundas) performances de la carrera de Abramović, explora los límites físicos y mentales del cuerpo humano. La artista arriesgó su propia vida por su arte en una performance extrema en la que estuvo a punto de asfixiarse. Para Rhythm 5, Abramović utilizó una gran estrella empapada en petróleo, a la que la artista prendió fuego. Tras cortarse las uñas y el pelo y dejarlos caer en el fuego, se tumbó dentro de la estrella en llamas. La peligrosa performance terminó cuando los miembros del público decidieron sacarla para ponerla a salvo.
“Estando acostada, no me di cuenta de que las llamas habían acabado con el oxígeno”, recuerda la artista. “Perdí el conocimiento. El público no se da cuenta porque estoy acostada boca arriba. Cuando una llama toca mi pierna y sigo sin reaccionar, dos espectadores entran en la estrella y me sacan de ahí”.
Rest Energy, 1980
Abramović conoció a Ulay (Frank Uwe Laysiepen) en Ámsterdam en 1975, y la legendaria pareja vivió junta por 12 años. El trabajo que realizaron juntos fue revolucionario, donde exploraron su amor mutuo y la división entre la mente y el cuerpo.
Para Rest Energy en 1980, Abramović y Ulay se colocaron en una galería, uno frente al otro, mientras utilizaban un arco y una flecha sostenidos por el peso de sus propios cuerpos. Mientras Abramović tiraba el arco hacia atrás , Ulay sostenía la flecha, apuntando directamente al corazón de ella. La pieza era una exploración de la tensión, el equilibrio y la confianza. Rest Energy solo duró cuatro minutos y 10 segundos, pero fue una performance intensa que reveló la fragilidad de la vida.
The Lovers, 1988
La relación de Abramović y Ulay fue deteriorándose, y en 1988—después de varios años de conflicto—marcaron el final de su relación con un viaje espiritual caminando a lo largo de la Gran Muralla china. Su plan original era encontrarse a la mitad y casarse ahí, pero las cosas no salieron como esperaban. Durante los ocho años de planeación de la performance fueron alejándose, pero estaban decididos a no cancelar este viaje monumental.
Los dos artistas empezaron a caminar en extremos opuestos y viajaron 5,995 kilómetros hasta encontrarse. Por fin se encontraron el 17 de junio de 1988–90 días después de que empezaron–y se dijeron adiós. Ambos viajaban con traductores; y si bien Abramović apenas habló con el suyo, Ulay formó un vínculo con la suya. Cuando los artistas se encontraron, él tenía algo que confesar. “Me dijo que había dejado embarazada a su traductora”, revela Abramović. “Me preguntó qué debía hacer. Le dije que debería casarse con ella”. No volvieron a hablarse en 20 años, pero se reencontraron en 2010 cuando Ulay sorprendió a Abramović durante su performance The Artist Is Present.
The House with the Ocean View, 2002
Las obras desafiantes y de resistencia han sido durante mucho tiempo un aspecto significativo de la carrera de Abramović, y The House with the Ocean View no es una excepción. Para esta obra, la artista pasó 12 días en la galería Sean Kelly de Nueva York, encerrada en tres “habitaciones” construidas a dos metros del suelo. No comió, ni escribió, ni habló durante todo ese tiempo. Solo dormía, bebía agua, orinaba, se duchaba y miraba a los espectadores cada día. Podía caminar entre cada habitación, pero las escaleras que bajaban de ellas tenían peldaños hechos con cuchillos de carnicero.
“La idea de la obra fue un experimento”, revela Abramović. “Si me purifico sin comer cualquier tipo de comida durante 12 días, solo bebiendo agua pura, y estando en el momento presente, aquí y ahora, en las tres unidades en la pared, que representan mi casa, como el baño, la sala de estar y la habitación para dormir, donde la escalera que baja al espacio está hecha con los cuchillos, para que nunca puedas salir”. Continúa: “Ese tipo de forma de vida rigurosa y de purificación serviría para cambiar el entorno y la actitud de la gente que viene a verme. Si vienen y se quedan y se olvidan del tiempo”.
The Artist Is Present, 2010
Quizá su obra más famosa, The Artist Is Present explora la resistencia y la emoción humana. La impactante performance tuvo lugar en el Museo de Arte Moderno de Nueva York durante dos meses y medio. Abramović se sentó en una mesa todos los días, invitando a los espectadores a ocupar la silla opuesta y a entablar una conversación silenciosa frente a un público en vivo. Mientras Abramović miraba fijamente a los ojos de cada participante, estos experimentaban una serie de reacciones. Según Abramović, la intención de la pieza es demostrar “esta enorme necesidad de los humanos de realmente tener contacto”.El momento culminante de la obra fue cuando Ulay llegó inesperadamente para participar en la performance. Se sentó frente a Abramović y esperó a que abriera los ojos. Cuando se miraron, Abramović pareció sorprenderse al principio y luego sonrió. Los ojos de ella se llenaron de lágrimas mientras él sacudía la cabeza, ambos comunicando claramente una intensa emoción sin una sola palabra. Al final de su breve encuentro, Abramović extendió sus manos a través de la mesa hacia Ulay, quien las tomó y se inclinó hacia delante para decirle unas palabras en privado. El público empezó a aplaudir, luego Ulay se fue y llegó otro espectador. Abramović es captada respirando profundamente para recomponerse y seguir con la performance.
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