El Mont-Saint-Michel, un sitio que data de la Edad Media, se ubica frente a la costa de Normandia. Envuelta en un pintoresco pueblo y coronada por una torre alta, esta isla parece haber salido de las páginas de un libro de cuentos.
Aunque puede parecer un castillo en las nubes, la historia de Mont-Saint-Michel no es tan feliz como podríamos pensar. Comenzando como una sede del poder en el siglo VI, la isla eventualmente se convirtió en un bastión estratégico, una abadía, e incluso una prisión de la era de la Revolución. Combinando su pasado con su apariencia de cuento de hadas, el Mont-Saint-Michel se ha convertido en uno de los destinos más populares y uno de los lugares de interés más especiales de Francia.
La isla
Clasificada como una isla mareal –es decir, que solo se puede acceder cuando la marea baja–, el Mont-Saint-Michel está conectado con el continente por un dique que queda sumergido por completo durante la marea alta. Debido a este fenómeno, el sitio único eventualmente tendría una gran importancia estratégica.
Previo a su rol militar, la isla tenía un propósito diferente. Establecido como Mont-Tombe por un ermitaño irlandés en el siglo V, sirvió como centro de la cultura galoromana por alrededor de 300 años. Sin embargo, esto terminó en el siglo VII, cuando fue conquistado por el pueblo franco y, poco después, se transformó en un lugar de peregrinación.
La abadía
Según la leyenda, en el 708 D.C, el arcángel Miguel visitó a Aubert de Avranches, el obispo de una comuna en Normandía. En esta visión, Miguel, o Michel, el “jefe de la milicia celestial”, le dijo a Aubert que construyera un santuario en su nombre en la cima de Mont-Tombe. En el año 709 D.C, Aubert cumplió el deseo del ángel de construir y consagrar una pequeña iglesia en la isla.
Durante los siguientes cientos de años, esta iglesia sufrió una serie de cambios. En 966 D.C, fue rediseñada en el estilo prerrománico, una estética que mezcla elementos mediterráneos y germánicos. En el siglo siguiente, fue reconstruida de nuevo. Esta vez, adoptó una estética románica caracterizada por arcos poco profundos, techos abovedados y ventanas pequeñas.
En el siglo XIII, un incendio resultante de un ataque por parte de los bretones quemó gran parte de la abadía. Luego se reconstruyó por última vez, ahora con elementos de la arquitectura gótica. La iglesia fue ampliada, culminando en la silueta de Merveille que ha encantado a los visitantes durante siglos. “Mont-Saint-Michel aparece como algo sublime”, dijo el escritor francés Victor Hugo en el siglo XIX, “una pirámide maravillosa”.
Villa fortificada
Además de la abadía, Mont-Saint-Michel ha sido el hogar de un pueblo próspero durante más de 1,000 años. “Al mismo tiempo que la abadía estaba desarrollando un pueblo creció desde la Edad Media”, explica el sitio oficial de Mont-Saint-Michel. “Floreció en el lado sureste de la roca rodeada por muros que datan en su mayor parte de la Guerra de los Cien Años”.
Si bien Mont-Saint-Michele fue fortificado desde la antigüedad, el muro erigido durante la Guerra de los Cien Años demostró ser su método de protección más efectivo. Flanqueado por varias torres defensivas, el muro envolvente logró defender la isla de los ataques ingleses por casi 30 años.
Para cuando la Reforma protestante entró en vigor en la Europa del siglo XVI, la isla ya había perdido tanto su importancia militar como religiosa. La abadía se cerró en 1791, dos años después del inicio de la Revolución Francesa.
“La Bastilla del mar”
En este momento, la abadía se convirtió en una prisión para albergar a los sacerdotes y otras personas que se oponían a la Primera República Francesa. Debido a su papel como centro de detención durante la Revolución, el Mont-Saint-Michel se conoció como “La Bastilla del mar”, una referencia a la prisión parisina que fue tomada, desencadenando este movimiento político.
Mont-Saint-Michel albergó prisioneros hasta 1863, cuando figuras francesas influyentes como Victor Hugo solicitaron su clausura. Una vez que se cerró, sus 650 prisioneros fueron trasladados a otros lugares, y la abadía fue alquilada por un obispo. En 1922, los monjes regresaron al monte, convirtiéndolo en un lugar de peregrinación religiosa una vez más.
Mont-Saint-Michel en la actualidad
En 1874, poco antes de un importante proyecto de restauración, la abadía fue declarada monumento histórico. De manera similar, en 1979, se convirtió en un sitio del Patrimonio Mundial de la UNESCO. Hoy en día, sigue siendo uno de los lugares más populares de Francia, con 2,5 millones de visitantes al año.
Ya sea que los atraigan sus antiguas raíces, su arquitectura ecléctica o su importancia religiosa, los visitantes quedan fascinados por con esta obra maestra medieval.
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