Imágenes espectaculares de osos polares en Churchill por George Turner

El fotógrafo de vida salvaje George Turner ha disfrutado de increíbles aventuras a lo largo de su carrera, desde retratar a una leona en Namibia hasta pasar un tiempo con los chimpancés de Tanzania. Su más reciente viaje lo llevó a un clima mucho más frío: Turner viajó al norte de Canadá para fotografiar a los osos polares.

Turner visitó Churchill, una pequeña ciudad conocida como “la capital mundial de los osos polares”, donde se encontró con estos majestuosos animales en su habitat natural gracias a una experiencia organizada por Churchill Wild. Los osos polares que se encuentran en el norte de Manitoba pasan una buena parte del año en la Bahía de Hudson mientras esperan que el hielo se congele al inicio de la temporada de caza.

Al ser la población de osos polares más accesible del mundo, miles de personas acuden a Churchill para ver a estos increíbles animales, que actualmente enfrentan enormes dificultades debido al cambio climático. De hecho, se estima que la población global de osos polares disminuirá en un 30% para 2050, un dato aún más sorprendente cuando se tiene en cuenta que solo quedan entre 22,000 y 31,000 osos polares en la naturaleza.

Tuvimos la oportunidad de conversar con Turner sobre su experiencia con los osos polares en Churchill, así como sus próximas aventuras. A continuación, lee nuestra entrevista exclusiva.

¿Cómo te involucraste con este viaje a Manitoba?

Caminar con osos polares ha sido mi máximo sueño de vida silvestre por años. Cuando Churchill Wild me ofreció esta experiencia, ¡Me emocioné mucho!

¿Qué hace que esta experiencia sea única?

Churchill Wild es el único operador del mundo que lleva a los huéspedes a pie con los osos polares. Sin vehículos de tundra ni máquinas de nieve, solo tus propios pies. Esto crea una intimidad increíble con el carnívoro más grande de la Tierra. Es realmente una experiencia como ninguna otra.

¿Puedes describir un día promedio con los osos polares?

Después de una noche contemplando la aurora boreal, salimos a las orillas de la Bahía de Hudson en busca de estos gigantes blancos. Una vez descubiertos, los guías –quienes tienen 30 años de experiencia– crean un plan: cómo nos acercaremos, los mejores ángulos para la fotografía, etc. Mientras nos acercamos, el grupo está en silencio total, dejando que el oso sepa que no queremos hacerle daño. Después de que todos han tomado sus imágenes, salimos de la misma manera, avanzando silenciosamente.

¿Cuáles fueron las similitudes y diferencias con otras de tus experiencias fotografiando vida silvestre?

Aparte de ser más frío, la intimidad fue lo que más me impactó. En un mundo tan silencioso –la nieve absorbe el sonido– la quietud crea una sensación mágica y etérea en el aire. Fotográficamente, es un sueño. El aire fresco y limpio da como resultado imágenes súper nítidas, con la luz interactuando con cada copo de nieve.

Tus imágenes capturan un lado aparentemente excéntrico y amigable de los osos polares. ¿Qué descubriste sobre su temperamento?

Contrario a lo que creen la mayoría de las personas, los osos polares son animales increíblemente tranquilos y sociables. Nunca nos sentimos amenazados, solo honrados de compartir su hogar con ellos.

¿Hay algún momento que particularmente memorable que te gustaría compartir?

El primer encuentro, sin duda. Con la mágica puesta de sol en el Ártico llegó nuestro primer oso, un macho joven. Salió de los arbustos de sauces y se tumbó en el río helado, directamente frente a nosotros. Mis primeras 10 imágenes salieron borrosas, ya que estaba temblando de la emoción. Su mirada era increíblemente intensa; me estaba mirando a mí.

¿Por qué crees que oportunidades como esta son tan importantes para los fotógrafos como tú?

Como fotógrafo, es mi responsabilidad transmitir y mostrar estos lugares remotos y salvajes a la gente. Además, el cambio climático ha puesto en peligro a estos osos. Contar su historia es imprescindible para su supervivencia. Compañías como Churchill Wild son parte integral de eso; permiten a los fotógrafos, como yo, contar estas historias.

¿Qué esperas que el público adquiera al ver tu trabajo?

Espero que todos los que vean mi trabajo se tomen el tiempo de mirar realmente las imágenes para percibir el momento como yo lo sentí.

¿Qué le aconsejas a las personas que quieren ayudar a estos animales en peligro?

Inspírense, usen su voz. Para la mayoría, el “no saber” es lo que causa los mayores peligros. Por cada pequeño cambio que todos hagamos –ya sea ir en bicicleta al trabajo o contrarrestando tus emisiones de carbono– estos osos se benefician.

¿Qué sigue para ti?

Escribo esto desde las montañas de Marruecos, donde estoy trabajando actualmente en un proyecto con IFAW sobre el macaco de Berbería, que está en peligro de extinción. Al igual que con los osos, su mayor amenaza son las personas, algo que tienen en común casi todos los animales en peligro.