Descubiertas por primera vez en 2007, los destellos pulsantes de las ondas de radio conocidas como ráfagas rápidas de radio (FRB, por sus siglas en inglés) duran solo unos pocos milisegundos y tienen orígenes desconocidos. Las misteriosas FRB se originan lejos de la Vía Láctea, pero los investigadores aún no tienen idea de qué las causa. Se han detectado alrededor de 60 de estas explosiones extragalácticas y solo una se ha repetido, hasta ahora.
Un grupo de investigadores canadienses publicó recientemente dos artículos en Nature que incluyen el descubrimiento de una segunda FRB repetida. Esto fue posible gracias al Experimento de Mapeo de la Intensidad del Hidrógeno de Canadá (CHIME, por sus siglas en inglés), un radiotelescopio de vanguardia que se inauguró en 2017. CHIME también detectó una docena de FRB no repetitivas en bajas frecuencias que llevaron a los científicos a creer que sus herramientas podrían necesitar ajustes para detectar aún más de estos eventos.
“Hasta ahora, sólo se conocía una FRB repetitiva. Saber que hay otra sugiere que podría haber más por ahí. Y con más repetidores y más fuentes disponibles para el estudio, podremos entender estos enigmas cósmicos, de dónde son y qué los causa”, dijo Ingrid Stairs, miembro del equipo CHIME y astrofísica de la Universidad de Columbia Británica.
La mayoría de las 13 FBR detectadas por CHIME mostraron evidencia de “dispersión”, algo que revela más sobre el entorno que los rodea. Esta dispersión ha llevado al equipo de CHIME a creer que la fuente de las FRB son objetos astrofísicos poderosos.
“Eso podría significar que se forman en una especie de cúmulo denso, como los remanentes de una supernova, o cerca del agujero negro central en una galaxia. Pero tiene que estar en algún lugar especial para darnos toda la dispersión que vemos”, dice Cherry Ng, miembro del equipo y astrónoma de la Universidad de Toronto.
Con descubrimientos tan importantes, CHIME ha reafirmado su valor e importancia. Este gigante radiotelescopio consiste de cuatro semicilindros de 100 metros que observan el cielo nocturno del hemisferio norte cada día desde un observatorio en Columbia Británica. Cada FRB es otra pieza del rompecabezas para los astrofísicos que buscan descubrir los orígenes detrás de estas señales misteriosas.
h/t: [IFL Science!]
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